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domingo, 22 de diciembre de 2019

Joven agricultor, que te entregas a luchar

Iusnaturalismo, ley natural, sistema al que Cicerón dio nombre y que realmente, era el principal ordenamiento jurídico de la Roma republicana que luego mutaría en el imperio, ya que su código civil hacía también las funciones de Constitución, leyes mercantiles, administrativas, tributarias y penales. Quién sabe si el iusnaturalismo está ligado con la sabiduría de Jesucristo que pregonaba, “mi reino no es de este mundo”. Y es que por mucho que la humanidad se empecine, la auténtica legislación no la dictan escritos, papeles o soflamas, la auténtica legislación es dictada por la naturaleza y el devenir de los acontecimientos. Para abreviar, sentido común. Algo que durante los años se ha ido perdiendo, por ese fútil intento humano de querer ir contranatura. Mi padre, Don Javier Ramos García, licenciado en Derecho y Administración de Empresas, en aquellas épocas en que las universidades valían la pena y estudiaba ahí quién con esfuerzo y merecimientos se lo ganaba, muchas veces me lo dice, “mi legislación es la natural, la del sentido común”. Y no dice menos, como decía Cicerón a su hijo Marco en “Los Oficios” – obra de obligada lectura para los púberes más que esas necedades de “Teo aprende a…” -, la máxima que cerraba mi anterior entrada y que yo a todas horas me aplico, “la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre”. Sobradas razones di en mi anterior entrada para defender la agricultura, la ganadería y demás actividades del sector primario, respetándolas como a todos los oficios, que yo abreviaré únicamente en fortalecimiento de las costumbres utilitarias como establecía Cicerón en esta famosa obra que les menciono, una sana y recomendable vuelta a los orígenes y a la sangre para el favorecimiento de un reencuentro con el individuo mismo y también, por productividad, porque tradicionalmente, España ha sido eminentemente telurocrática, y como ya hablé en una entrada de mi proyecto de divlgación cultural “Cultura Hespéride”, la unión de España es la unión entre dos Españas: la telurocrática Castilla y la talasocrática Corona de Aragón; con matices, pues Castilla tenía la Hermandad de las Marismas en Cantabria - que no es Castilla sino que existía mucho antes y su capitalidad original no era Santander - y Vizcaya, y el Reino de Aragón tenía una Aragón dedicada al pastoreo y al cultivo de vinos – más propio del Maestrazgo castellonense y turolense – y una Corona de Valencia dedicada a la expansión marítima por el Mediterráneo.¿Quiero señalar aquí la españolía de la agricultura? Pues no es un ejercicio chovinista lo que estoy haciendo, pero en cierto modo, sí la señalo, porque la agricultura, la ganadería y demás actividades del sector primario son más españolas y más señas de identidad que el flamenco, la tauromaquia o las siestas. No es chovinismo, ni patriotismo de pulserita del que se gastan los liberales borbonistas setentayochistas, es ajustarse al rigor histórico. Los cítricos de la costa levantina y almeriense, especialmente las naranjas valencianas y los sempiternos limones murcianos son conocidos y ampliamente consumidos en el exterior, por no hablar de la influencia de la variedad bobal de uva que se introdujo en California y el sur de los Estados Unidos, como ya hablé en la anterior entrada. Y ahora, un poco “fuera de contexto”, por mucho que Estados Unidos sea la heredera política de la administración de las 13 colonias británicas que la conformaron, en su heterogeneidad de costumbres, dominan las de influencia españolas como los purasangre o mustang, el Día de Acción de Gracias o la barbacoa. El discurrir de este artículo – pensarán ustedes, avezados lectores - es la vinculación del orgullo de ser español con el glorío que supone la dedicación y laboriosidad del trabajo en el campo y otras actividades del sector primario. Y no van tan desencaminados.
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De todos modos, oteen una vez más el título de mi artículo que es “Joven agricultor, que te entregas a luchar” y que seguramente hayan leído con el tono de la “Canción del Legionario”. Básicamente porque los agricultores somos eso, legionarios telúricos, que intentamos aprovechar con total tino todo aquello que la naturaleza nos provee, que participamos decididamente en la mejora del ecosistema y que luchamos de forma disidente, desinteresada, irreverente y sin un estratosférico presupuesto contra un Estado que humilla y denigra a sus ciudadanos, contra una Unión Europea que desde Maastricht pasó de ser una entidad supranacional a ser un estado que va eliminando – y así lo reconoce el primer artículo de la mal llamada “constitución europea” – las diferencias entre las naciones – y se refiere a diferencias de soberanía no a desigualdades, no nos engañemos - y que ha provocado que nuestros vinos se vendan como vinos de Burdeos porque da más realengo, que agricultores valencianos hayan tenido que aplastar sus naranjas que tanto sudor, sangre y lágrimas les ha costado porque la Unión Europea – que ya les gustaría a ellos ser descendientes de Atenas, de Roma o de aquel puñado de españoles que resistieron en Covadonga contra el ‘moro invasor’ – tiene firmados convenios con Sudáfrica y Marruecos que les traen las naranjas más baratas generando depreciación y falta de competencia, más bien competencia desleal, y por no hablar de aquellos camioneros y tractoristas que tenían que cruzar día a día la frontera con Francia para vender sus productos, confiando con buenas intenciones en aquello llamado espacio Schengen y que eran saboteadas por los gendarmes franceses. Los mismos que daban cobijo a etarras y les señalaban donde iban a actuar nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los mismos que ante la culpable pasividad de Bruselas esclafaban naranjas, uvas y olivas, y provocaron que muchos que perdieron navidades enteras junto a sus seres queridos, perdieran también la dignidad. Porque no solo se pisotearon cultivos que costaron sangre, sudor y lágrimas, que costaron callos, sabañones y picaduras de tábanos, se pisoteó el ímpetu y el espíritu de salir delante de aquellos esforzados individuos.Y esto, amigos míos, es la Unión Europea que sale del Tratado de Maastrich promulgado el 1 de noviembre de 1993, aquel que introducía la primacía del Derecho Comunitario en todos los ordenamientos jurídicos nacionales, y que casualmente era algo que Francia, la República Federal Alemana e Italia podían saltarse si querían, teniendo más validez cualquier decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que las de los tribunales nacionales, no siendo la decisión de ayer de sentenciar que Junqueras era eurodiputado al momento de la sentencia del Tribunal Supremo de octubre, la conocida como “sentencia del procés”, y que por tanto gozaba de inmunidad parlamentaria, facilitando que Puigdemont y Comín, también encarcelados, puedan acogerse a esa medida, la única vez en la que España se ha visto perjudicada por esas decisiones. No es algo ilegal, porque el Derecho Comunitario así lo establece, pero ya hablando de veleidades morales, sí que es bastante asqueroso y traicionero.No únicamente la disolución de toda soberanía nacional, de buscar globalizarse a pasos agigantados a través de una élite masona controlada por Soros – quién va a intentar boicotear por todos los medios el ‘brexit’ tras una investigación que el premier Boris Johnson va a abrir contra él y que ya tiene prohibida la entrada a la Hungría de Orban por sus sucios tejemanejes – y de pisotear a los países del sur, conocidos en inglés con el acrónimo de PIGS, sabiendo ya ustedes que en la lingua franca de la Unión Europea significa cerdos, y no únicamente nos ponen a nosotros españoles y a nuestros hermanos íberos, no es sorpresa que pongan a italianos y a griegos también, no únicamente por el desprecio que sienten a esas Roma y Atenas de la que dicen descender los eurócratas, sino por haberse endeudado obscenamente. Ponen también a Irlanda que en 2010 sufrió un rescate y que su crecimiento en 2010-2011 fue el más ralentizado de toda Europa con un 0.2 pero a cinco centésimas de España, que se situó en el 0.25, y hasta han osado hacerlo con el Reino Unido, que ya viendo que este envite no va con ellos van haciendo la del avestruz, ocultar la cabecita y que todo el vendaval les pase. No, aparte de esas tres premisas despreciativas está el de destrozar todo tipo de iniciativa y de genialidad que retoñe en cualquier europeo autóctono. La disolución de la soberanía nacional a través del eufemismo de la “cesión”, de las patrias, es solo la punta del iceberg, esta institución quiere que todos los jóvenes estemos aborregados, quieren destruir más de 3000 años de arte, de configuraciones políticas y jurídicas de las naciones a través de sus costumbres y sus particulares idiosincrasias, de recogimiento familiar, de bondad y en definitiva, de todo lo natural. La naturaleza de las cosas, ese es el mayor enemigo del globalismo, y arremeterán contra ella, porque ellos piensan que sus arbitrarias leyes están por encima de los designios de la naturaleza. ¿Y qué puede ser la máxima expresión de ‘iusnaturalismo’ y vivir conforme a los designios de la naturaleza? El emprender, la iniciativa personal, el salir adelante nada más que por nuestro espíritu. Saben que la primigenia Europa de Platón, Sócrates y Aristóteles, la de Gregorio Magno, Ambrosio de Milán o Isidoro de Sevilla, surgió por el empeño en salir adelante y por interpretar el devenir de los acontecimientos, y ellos no, nos quieren tener esclavos. Y como ya avisé en la anterior entrada de “Agricultura. Disidencia contra el mundo contemporáneo” su primer objetivo de destrucción es el desagradecido y excesivamente azuzado sector primario. 
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Dicen que la Política Agraria Común nació para hacer una agricultura fuerte y competitiva. Pues más equivocados no pudieron estar quiénes, con buenas intenciones, les creímos, pensando que nuestro trabajo se vería reconocido y bien compensado. En mayo de 2018, se intentó hacer una nueva Política Agraria Común, que entre sus nuevo puntos citaba unos de los más destacados y más incumplidos: “Aumentar la competitividad y mejorar la orientación del mercado. Mejorar la posición de los agricultores en la cadena de valor. Conservar la naturaleza y los paisajes. Atraer a nuevos agricultores y facilitar su desarrollo empresarial. Promover el empleo, el crecimiento, la inclusión social y el desarrollo local en las zonas rurales”. Todo inmediatez, palabrería vacía y demagoga. Del primer punto, nos tenemos que reír los vendimiadores de Utiel-Requena y los naranjeros valencianos por no llorar, ya que desde la UE se permite un oligopolio y un falseamiento de nuestros productos, haciéndolos pasar por otros o depreciando hasta tal punto de que no valga la pena recoger el grano de uva o la naranja. Del segundo punto decir que los agricultores seguimos ocupando una posición precaria y abandonada, no sabemos en qué se ha mejorado. Del tercer punto nos tenemos también que reír por no llorar, la mafia sorosiana que ahora se ha apuntado a lo del cambio climático cuando los que vivimos del campo llevamos alertándolo largo tiempo mientras se nos tildaba de locos, es la misma que permite que se expropien tierras de forma arbitraria o que se destruya patrimonio artístico, y por supuesto, toda forma de auspiciar el crecimiento en esos ámbitos decrece a niveles insospechados. En el cuarto punto, dicen de atraer a nuevos agricultores los mismos que han plantado la semilla perfecta para que no pueda crecer esta profesión y lo del desarrollo empresarial, con unas subvenciones irrisorias, acaba por coronar ya el dislate supremo. Pero es que el quinto no se queda atrás, ni se ha promovido el empleo por parte de las instituciones comunitarias, ni nacionales, ni locales; no hay visos de crecimiento, únicamente de palos en las ruedas; luego está lo de la famosa inclusión social, argumento demagógico que utilizan para tapar la inhumanidad de su política neoliberal; y lo del desarrollo local en las zonas rurales es de una risión tremenda, como si los municipios, especialmente los españoles donde siempre ha habido una política municipalista y localista arraigada que funcionase a la perfección, no pudiesen avanzar por ellos mismos. Las conclusiones que podemos extraer de esto es que la Unión Europea es una chantajista tremenda, con un paternalismo preocupante y que hace que todas las mentes piensen que si España saliese de la Unión Europea estaría en peor situación que Argentina o Venezuela. Como si esta despreciativa U€ no nos hubiera convertido en un país de servicios, turismo y parranda, cuando éramos la octava potencia mundial y había pleno empleo. Y finalizados mis desfavorables pensamientos acerca de la Unión Europea, unión del capital y de lo más sucio del neoliberalismo, es hora de que reflexionemos un poco y de una manera muy sesuda y sentida. El ‘iusnaturalismo’ del que Cicerón fue su máximo exponente y que tiene como opera magna la obra “De officiis” iguala a humanos y a dioses, pone de manifiesto las cuatro partes que ha de tener una persona honesta que son la justicia, la sabiduría, la fortaleza y la templanza, y por supuesto sublimaba lo útil a la honestidad no diferenciándolas pero dando a entender que la mayor utilidad ha de servir al bien común. Pues bien, esta obra de gran calibre filosófico, histórico y utilitario, influenciado por el estoicismo griego y que bebe de las costumbres romanas que eran la principal fuente de derecho, hoy en día es mancillada y despreciada, pero no únicamente la obra en sí, sino los contenidos que tiene. Hoy en día, parece ser que la mayor virtud es gandulear y vivir de los padres o de los impuestos de gente honesta. Existimos los que desde jóvenes nos han inculcado nuestros padres la importancia del trabajo duro y el continuar con ello. Yo no voy a desmerecer a fontaneros, carniceros, panaderos, camareros, barrenderos, limpiacristales, profesores, médicos, policías y demás profesiones, y no lo voy a hacer, porque todas tienen un fin “honesto-utilitario” teniendo su necesaria cabida en la sociedad, bien por cuenta propia o a cuenta ajena. Los pequeños comercios de carnicería, verdulería, pescadería o los sempiternos colmados que eran supermercados más pequeños y con más solera, con más contacto, o los negocios de los amigos y conocidos, son también necesarios en una sociedad activa y sana, utilitarismo y honor a raudales. ¿Quién puede darle una concepción negativa al trabajo? Correcto. Las culturas semíticas como la judía o la islámica, o simplemente aquellas que tergiversaron los legítimos ideales ilustrados hasta el punto de ver al trabajo como algo indeseable y esclavista. Esclavista hasta que ellos necesitan una mano de obra barata y aborregada, como en China o en su día, la Unión Soviética. Otros simplemente quieren vivir un Edén en la Tierra, con la excusa de que el trabajo humilla, esclaviza, deshumaniza y miles de epítetos negativos y falsos.Los hay que vemos en el trabajo bien hecho, en los oficios donde se echa todo el aliento, la mayor realización del ser humano. ¿Es esto una exaltación del capitalismo desenfrenado? No. Ni mucho menos. Esto es entender el oficio, la realización humana, como un arte. No sabemos que se le puede hacer a los que como yo, no podemos estar ningún momento mano sobre mano, porque consideramos que la utilidad humana, que la utilidad etérea está por encima de todo.Recuerdo cuando yo era pequeño, tenía una inusitada admiración por Leonardo da Vinci, Diego de Velázquez y Rembrandt. Quería ser pintor, me gustaba pintar, incluso daba guerra para ir al Museo del Prado, accediendo siempre mis padres a llevarme en fechas señaladas como en Navidades o en las vísperas de mi cumpleaños. Eso era lo que a mí me gustaba y para lo que yo iba encaminado, si el devenir de los acontecimientos no se hubiese interpuesto. En lugar de Bellas Artes, estudio Derecho y Administración de Empresas, y me parece una carrera excelsa donde puedo desarrollar todo mi potencial sin dejar de lado mis inquietudes artísticas, que son en cierto modo mi idiosincrasia y mi propia entidad. Y desde pequeño, a la viña, al campo, a varear oliva o donde fuese. Recuerdo cuando yo era muy pequeño, el estar en mi aldea, San Juan, esperando con alborozo la llegada de mi abuelo Ramón, QEPD, con el tractor. Incluso, me subía con él en el asiento del conductor, a sus espaldas en el tractor y mis primeros juguetes – que no tuve muchos, puesto que yo jamás fui un niño mimado y no estaba yo por la labor de los juguetes y demás – fueron tractores de juguete. Que tiempos aquellos. Realmente, fueron hace casi veinte años, pero entonces la gente era más buena y nos respetábamos todos, ahora lo que hay son ofendidos, llorones y vagos por todas las esquinas. ¿Quién sabe? Quizá el amar la agricultura sea no solo reclamar una legítima vuelta a los orígenes, quizá sea por mi parte el volver a una infancia que prometía mucho.Porque al fin y al cabo, joven agricultor, no es únicamente una titulación expedida que confiere privilegios a quién se acoge a ella, joven agricultor es un modus vivendi especial, que se lacta desde muy joven. Mi padre, antes de empezar la carrera universitaria, se fue con diecisiete años – hablamos del año 1977 – junto a su padre y otra peonada de voluntarios de San Juan hasta Barcelona, para trabajar vendimiando la uva cava. A mi padre como era de los jóvenes, se le asignó en un principio el trabajo en el campo, pero debido a sus dotes para las cuentas – era muy bueno para las Matemáticas Financieras – y su resiliencia de compaginar ambas actividades, acabó trabajando como una especie de improvisado contable. Buenos recuerdos también de una Cataluña en la que no se agitaba tanta tontería y bastante más acogedora, aún a pesar de una burguesía que ya regurgitaba ese clasismo que desembocaría en el secesionismo catalán, con el que venía de fuera. Mi padre, “el noi del Madrit” y “el castellà”, era muy respetado por sus superiores. O mi madre, que primero se licenció en Magisterio, llegó a ejercer un año de maestra en prácticas y empezó la carrera de Ingeniería Agrícola, licenciándose en 1993. Mi madre que también desde muy joven vendimiaba, vareaba oliva, cortaba hierbas o quitaba cardos, como tantas personas en esta comarca, y que por si fuera poco, ayudaba a mi abuelo, el famoso Lupicinio Beltrán en las taquillas del Cine Capitol o de la discoteca que poseían, incluso en los famosos “Huevos Yuca”, empresa de mi abuelo de venta de huevos. Y ese es el resumen de mi familia, “jóvenes agricultores” y que jamás cejaron en su empeño ni en su resiliencia de mejorar. Y eso fue lo que me enseñaron, la importancia del trabajo duro, a no rendirme nunca, a ser una persona no valiosa en capital, sino valiosa en corazón y en espíritu. Poco importa si tienes muchas posesiones o mucho dinero si luego como persona eres peor que un saco de basura, pero si eres una persona buena, honrada y que no se da por rendida aún así caigan chuzos de punta, todo lo malo que te pase te compensará por lo bueno que te ocurrirá por tu espíritu limpio y bueno . Por eso, tanto a mi como a mi familia, nos ofende sobremanera el que se digan que las tractoradas convocadas contra la depreciación del grano de uva se tratan de cabalgatas de tractores, o que haya programas a todas horas en donde a los agricultores se nos deja de paletos, de endógamos y de zafios. En la tierra de dos excelsos ministros de Agricultura como lo fueron D. Cirilo Cánovas, que dio el pistoletazo de salida a los famosos pantanos de Franco y a numerosas ordenanzas de montes, y D. Jaime Lamo de Espinosa, quién siendo Ministro llegó a presidir la Conferencia Mundial de la FAO y la Conferencia de Ministros de Agricultura de la OCDE, todavía queda mucho haragán a quién no vendría mal el que se le aplicase la Ley de Vagos y Maleantes. O que en el artículo 510 del Código Penal, que regula los delitos de odio, se nos pueda considerar a agricultores, ganadores, pescaderos, apicultores y demás que trabajamos en el sector primario como uno de esos grupos contra los que a cualquier promoción directa o indirecta de odio, hostilidad, discriminación o violencia, supone que pueda encarcelarse a los que con toda la ligereza y pensando en que hacen gracia, ofenden nuestro esforzado trabajo. No puede ser que si dices algo contra los musulmanes, nuestros sempiternos enemigos e inadaptados a las costumbres occidentales, tengas que estarte cuatro años – como mínimo – en la cárcel y que quién nos ofenda a los que trabajamos de sol a sol tenga reconocimientos. ¿Pero saben que reza el título que encabeza este artículo? “Joven agricultor, que te entregas a luchar”, pues aquí viene mi cantinela, igual que la “Marcha del Legionario”: “Joven agricultor que te entregas a luchar y a la Diosa Deméter brindas tu beneficio, pues tu cosecha es laboriosidad”. Queremos una juventud sana, fuerte y decidida, que entreguemos y consagremos nuestra vida al trabajo duro y esforzado, a engrandecer nuestro espíritu, a engrandecer a nuestros familiares, a todos quiénes nos rodean. Creánme, avezados lectores, si les digo que yo pertenezco a ese reducto de jóvenes que prefiere la belleza de un buen cuadro – y pintarlo más -, de una excelsa narrativa y de una deleitosa sinfonía, a ese reducto aún más pequeño de jóvenes que trabaja de sol  a sol, empalmando con días de estudio. Mientras mis compañeros de Facultad hacían sus jueves universitarios empalmando bacanales en discotecas con clases por la mañana, yo vendimiaba a altas horas de la madrugada, iluminado por una linterna y la vendimiadora de mi padre, mientras al día siguiente yo había de presentar a primera hora una práctica o un ejercicio de la asignatura que fuese. Queremos una juventud que no se abandone a los vicios mundanos de la drogadicción y de la lujuria. Es deprimente ver a jóvenes que van lobotomizados a casas de apuestas o a baretos y caen en la ludopatía. Prohibamos los casinos y demás lugares que inciten a la ludopatía. Prohibamos también los lugares de alterne y el cultivo de marihuana, estas dos últimas conductas inhumanas que desnortan a la juventud. Preferimos una sociedad en las que haya callos en las manos de tanto darle a la azoleta y no manos empequeñecidas de tanto onanismo improductivo.No quería acabar esta entrada, sin permitirme el citar, quizá de un modo profano, al almeriense más universal y reconocido, D. Manolo García Escobar, que decía que era – como yo y como muchos – “moderno pero español”, y que ser español, “es tanto como reírse del mundo entero, menos de Dios”. Y como decía Ramiro Ledesma Ramos – no es mi primo, aunque mis antepasados bercianos por el Ramos bien pudieran tocar con los suyos de Alfaraz de Sayago – “únicamente los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria”. Yo como no soy un ricachón, ni vivo de las rentas, ni me pongo a gimotear, ni a victimizarme, pues tengo que quedarme con mi Patria y con mi Familia, las dos cosas más honorables que quedan en este mundo, y que la Providencia y mi buen hacer las guarde durante mucho tiempo.Pediría también que igual que hicieron los valerosos mineros astúres en 2012 llegando hasta Madrid para reivindicar sus legitimos derechos y que se les reconociese su duro esfuerzo en la mina, hiciéramos los agricultores lo mismo. Una tractorada masiva hasta la sede del Ministerio de Agricultura que está a cuatro minutos del Congreso de los Diputados, en la Carrera de San Jerónimo, tan icónica. Y que se inspire en la que se hizo en Francia para protestar contra Macron. Protestas que llevaban la enseña nacional. Allí la tricolor, aquí una rojigualda que se escupe, se mancilla y se compara con una monarquía indecente, cuando la bandera representa a las personas que en la nación pueblan y se esfuerzan con decisión para sacarla adelante. No tengamos miedo de sacar la rojigualda o el Aspa de Borgoña, bandera de un pasado imperial, de una “unidad en destino de lo universal” para protestar por nuestros derechos. Para que los agricultores seamos tomados en serio y se vea que nosotros somos la auténtica mano invisible que hace avanzar esta sociedad. Y mis dedicatorias para finalizar esta década de madurez y crecimiento van para para mis padres, mis abuelos, y, en definitiva, para todos los agricultores de la zona. Pero no únicamente buscaba dedicarle esto a la gente buena que siempre confió en mí, se lo quería dedicar a mis más enconados enemigos.
  • Y a otro sinfín de personas más, que por ser disidente y no comulgar con los dogmas del pensamiento único, por pensar según mi arbitrio, equivocándome y acertándome a parejas situaciones, me despreciaron y me hicieron de menos. Insultos como facha, paleto, aldeano y demás, retumban en mí, pero no para hacerme daño, sino para saber que del odio de esa gentucilla de medio pelo yo avanzaré hasta límites insospechados.
Y, bueno, estas son mis dedicatorias para la gente buena y honrada, y para los personajillos de poca monta, a los cuáles no les guardo rencor, porque yo a diferencia de ellos, sé perdonar y soy decente. Decirles que su propósito era el verme destruido, enfangado y que me encharcase, que no avanzase, y finalmente, salí adelante. Si queríais verme derrotado, si queríais que yo pensase que era un bulto que era necesario ser extirpado, aquí me tenéis, dando guerra por lo bueno y justo, y si queréis renuevo mi contrato hasta dentro de un lustro, en 2024. Allí ya veremos. Quiero anunciar también, si se tiene a bien, la fundación de un sindicato agrícola y patriota, la A.N.A., la Acción Nacional Agraria. Algo que llevo incubando en mi interior desde hace tiempo y esperemos se materialice en algún momento.¡Saludos y Feliz Navidad, camaradas y lectores!
Les habla D. Javier Ramos Beltrán en Requena a 22 de diciembre de 2019.

domingo, 3 de noviembre de 2019

El samhain o fin del verano, precursora de la actual víspera de Todos los Santos

Se celebra Halloween, miles de calabazas y de nabos tallados que aparecen en los garajes de las casas, el "truco o trato" de niños disfrazados de fantasmas, brujas y otros elementos del más allá. Jolgorio entremezclado con ambientes luctuosos y tenebrosos, sin reparar siquiera en el origen, únicamente en esa concepción consumista que nos llega desde Estados Unidos. No obstante, el Halloween - más bien el Samhain, su precursora - es la inspiración de la Fiesta de Todos los Santos, una de tantas fuentes célticas de la que bebió el cristianismo, primera religión que traspasó su ámbito de nacimiento hasta consolidarse en Europa.
El Samhain conmemoraba el final del verano - época de cosecha - y el paso al invierno, con el almacenamiento de provisiones para la estación que se avecinaba y sacrificio de animales, pero no se conmemoraba únicamente el fin de una temporada, sino también la conexión y la comunicación con los que ya se habían ido definitivamente de la vida terrena.
Al acabarse el tiempo de cosecha, los días iban a ser más cortos y las noches iban a ser más largas, generando en ellos la creencia de que los espíritus de los muertos volverían a visitar el mundo mortal, por lo que encendían hogueras para ahuyentar todo tipo de amenaza sobrenatural que pudiese surgir.
Complementario a esto, se iban recogiendo alimentos de las casas que acopiaban en un nabo de grandes proporciones con orificios que representaban al espíritu al que habrían de ofrecerle esos alimentos en la hoguera. 
Estas tradiciones, mucho anteriores al marketing y que repercute en un uso cansino y reiterativo de esta festividad, ya aparecían recogidas en códigos y escritos del siglo II d.C., tal y como relatan los romanos. En España, la celebración del samhain es bastante anterior a la introducción del cristianismo, y no únicamente se celebró en las zonas célticas como Galicia, Asturias y demás pueblos de la cornisa cantábrica, sino que también existe constancia de la conmemoración de esta festividad por territorio celtíbero, que comprendía la Alcarría, las Serranias conquense y valencianas, la provincia de Teruel y la Manchuela conquense - y valenciana, correspondiendo también a nuestra comarca. Por lo menos, en Asturias y Galicia, zonas de España con una mitología céltica peculiar y bastante diferenciada de las zonas célticas "tradicionales", quedan escritos y pruebas gráficas de la celebración de esta festividad, que llega a impregnar incluso las famosas Hogueras de San Juan, otra conmemoración de cambio de estación, donde entran en liza, los seres mitológicos tales como las xanas, los trasgos y las cuélebres
La romanización, y posterior cristianización, de las zonas célticas, no fue un lastre para esta festividad, ni tan siquiera en España, que se adaptó para ser la Víspera de Todos los Santos, una festividad que en cierto modo va en contra de algunos preceptos del cristianismo referentes a la muerte (apariciones de malos espíritus, por poner un ejemplo), pero que es también la clara muestra de que esta religión se diferenciaba de su raigambre semítica y mostraba una clara adaptación a las costumbres europeas, no en vano, el cristianismo (Jerusalén) suma junto a la estadista Roma y la artística Atenas, la creación del legado de nuestro continente. Simplemente, el cristianismo le dio una versión menos supersticiosa con la eliminación de los sacrificios humanos, pero igualmente trascendental con ese recuerdo a los nuestros que, presencialmente ya no están, pero si lo están en alma y en espíritu, y es menester el honrarles con lo mejor de nosotros. 
Si a mi me molesta la excesiva y reiterativa celebración de esta festividad, especialmente por abejarucos barbilampiños y hasta de más juventud, no es por el hecho de que sea "pagana" o una "herejía" ni esas historias, sino porque no se tiene en cuenta la trascendencia que esta evoca y nos inspira, y mucho menos conocen su origen histórico, que es mucho más español que muchas otras costumbres.
Si ha recibido la notoriedad que recibe - especiales de Halloween en cómics y los celebérrimos de Los Simpsons que nos han mostrado auténticas obras de arte - es en gran parte gracias al gigante americano. La emigración irlandesa producida en tropel desde el XVIII, como consecuencia de las hambrunas que provocaba una Gran Bretaña genocida y disolvente de pueblos, fue la que popularizó el uso de la calabaza. Se fueron esperando encontrar un futuro mejor y no encontraron nabos, sino que con lo que encontraron, tales como calabazas, se "apañaron", que se diría en mi pueblo.
Un poco tarde llega esta entrada, casi para la Noche de Guido Fawkes, que se celebra mañana y que son las 'fallas' británicas, pero espero haber esclarecido todo en cuanto surge a esta historia. Gracias a los estudios del 'celtista' Ramón Sainero que insistía mediante datos en la conexión entre la Península Ibérica y las Islas Británicas, y que inspiró la anterior entrada de mi blog dedicada al rey Breogán, padre no solo de la nación gallega (como reza su himno), sino también abuelo de los irlandeses.
Quiero dedicar esta entrada a todos los miembros del Tercio de Castelnuovo y a todos aquellos que han apoyado "Cultura Hespéride", especialmente a mi buen amigo utielano D. Jorge de Fez Yeves, a quién le comenté estas curiosidades históricas, y a mi prima, Dª Laura Serrano, quién ya me orientase en su día para la realización de esta entrada.

jueves, 25 de julio de 2019

Rey Breogán y el origen español de los celtas.

Buenas noches, lectores habituales y asiduos de "Cultura Hespéride", lamento profundamente la larga inactividad en la que el proyecto ha estado sumida durante un mes entero, pero hoy, en pleno estío, Día de Santiago Apóstol, patrón de España y de Galicia, volvemos con las pilas recargadas y con energía.
El tema que nos ocupa hoy es el mitológico rey céltico Breogán, quién reinase en Galicia durante la Prehistoria y que sería el origen de los celtas de Irlanda, como tan acertadamente señalaba el Director de Institutos Celtas, Ramón Sainero.
La primera vez que nos encontramos con la leyenda del rey Breogán es en una compilación realizada en el siglo XI por cronistas irlandeses en el Lebor Gábala Erénn, donde se recogen todas las invasiones que la isla irlandesa había sufrido.
Breogán, que realmente es un nombre irlandés, construyó la ciudad de Brigantia al noroeste de la Península Ibérica, edificando en ella una torre de tal tamaño, que se especula es la precursora de la famosa Torre de Hércules en La Coruña, que sus hijos podían ver más allá del mar, avistando una tierra verde, que correspondería a Irlanda y lanzándose a su posterior conquista, que no la efectuó Ith, quién fue asesinado nada más poner pie en tierras irlandesas, sino que fueron los hijos de Mil, nieto de Breogán y sobrino del asesinado.
De este relato mitológico, numerosos cronistas, como ya el mencionado Ramón Sainero han llegado a alegar que la influencia en Irlanda es tal, que el apellido O'Brian está relacionado con el nombre de Breogán. A este relato se le han sumado muestras genéticas tomadas en el período de 1.200-900 aC, que es cuando surgen las principales tribus célticas, y confunde el origen exacto de los celtas, cuyo origen no es tan nórdico como se supone, y que bien podría venir de la Cornisa Cantábrica, de los famosos hijos de Mil. 
Heródoto, allá por el siglo V aC, vincula a los primigenios celtas con la tribu de Tartessos, situada en el oeste andaluz (actuales provincia de Huelva y Sevilla), también por las orillas del Guadalquivir y del Guadiana, y una posterior emigración al norte de España (Galicia, Asturias y la región del Minho) en Portugal. Y para añadir más confusión, o más precisión confusa, nuevo término acuñado, las crónicas inglesas e irlandesas de la época medieval hablan de un pueblo que emigró desde España hasta las Islas Británicas, puede que con trazas egipcias y románicas, y allí se establecieron. Huelga decir que entre un español y un inglés hay más semejanzas genéticas que las existentes entre un español y un francés o un italiano, ya que compartimos el haplogrupo R1b del cromosoma Y. 
No únicamente en Irlanda, Breogán - que además es un nombre puramente irlandés que significa "el que tiene nombre único", quizás para distinguirse y aludir a su jefatura o caudillaje de las tribus célticas - es una figura de veneración, sino, como no, en Galicia. Es una figura de la que, desgraciadamente, el separatismo ultraizquierdista del BNG se ha apropiado, y que ha provocado que en España no se conozca con tino su historia, pasando a ser un reducto gallego y no un motivo de orgullo nacional, como si lo es para nosotros, el "lusitano" Viriato. No obstante, Galicia es descrita como la Nación de Breogán, o en gallego, la Nazón de Breogán, como bien describió D. Eduardo Pondal en su poema "Los Pinos", actual himno gallego, que sin embargo, contenía partes muy galleguistas, que motivaron su prohibición durante el franquismo. Ironías de la vida, por un gallego como Don Francisco Franco. No obstante, su historia se enseñaba en los libros de texto durante la época del franquismo, como uno de los héroes nacionales. Como curiosidad, el Real Club Celta de Vigo, iba a llamarse en su principio el Breogán C.F., aunque ahora mismo existe en Lugo, el Club de Baloncesto Breogán, que esta pasada temporada descendió de la Liga ACB.

Feliz Día del Apóstol Santiago a todos los españoles y a los gallegos

Fuentes para la realización del artículo: "Los orígenes de la leyenda de Breogán" de Ramón Sainedo.

viernes, 21 de junio de 2019

Breve reflexión antes de los dos años.

En nueve días se celebrará el segundo aniversario de "Cultura Hespéride". Recuerdo, como si fuese ayer, porque realmente, en estos dos años no hemos cambiado nada, cuando empecé con este proyecto. Yo ya poseía un proyecto que era "Lluvia de Cultura", que abrí en septiembre de 2.013, y como es obvio, no tenía la madurez suficiente en el lenguaje y solía perderme en vericuetos interminables. No obstante, ese proyecto fue marcando el camino que, de manera paulatina, habría de seguirse. Recuerdo una entrada de la que yo me siento bastante orgulloso como lo eran los contactos  intercontinentales con América, previos a la época de Cristóbal Colón, donde recogí datos acerca de supuestos emplazamientos budistas en la actual Guatemala - de ahí se especula que viene su origen etimológico por el Buda Gautama -, de príncipes hindúes que se asentaron entre mayas e incas llegando a influenciarles en la organización mediante castas, y hasta de un príncipe galés Madog ab Owain Gynedd, que se embarcó a finales del siglo XII hasta América, siendo tanto el asentamiento que formó en el continente como él mismo, aniquilados por los indígenas. Y, cuando el movimiento separatista catalán, era todavía un embrión del que ya veríamos que traería nefastas consecuencias, allá por 2.013, escribí un artículo llamado "Contra los simposios, historia". Gratamente recuerdo, que por aquellas fechas conocí al que fue mi profesor de Ciencias Sociales e Historia durante los años que irían de Segundo de la ESO a Segundo de Bachiller, D. Víctor Manuel Galán Tendero. A él le comenté el proyecto que estaba comenzando por aquel entonces y me apoyó siempre en todo lo que necesitase. Recuerdo que un examen que realicé en noviembre de 2.013 con él, y lo digo de memoria, esperando que no me falle, saque una calificación de diez, felicitándome él por haber sido yo su tercer diez en sus casi veinte años de profesión. Unos dieces que se fueron repitiendo a lo largo de aquel Segundo de la ESO hasta culminar con una nota final de diez en Ciencias Sociales aquel año. Como sé que D. Víctor es un asiduo lector de mi proyecto, mandarle mi más sincero y eterno agradecimiento, él junto a D. Andrés Castillo Juárez, mi profesor de Filosofía y tutor en Cuarto de la ESO; Dª María Dolores Arribas Pérez, mi profesora de Latín y Literatura Universal en el curso de Primero de Bachiller, y D. César Jordá Sánchez, profesor de Historia del Arte durante el curso de Segundo de Bachiller y un gran amante de la Historia y de su profesión, fueron los profesores que más me animaron a explotar mis capacidades y mi sentido de la autonomía.
Disolví "Lluvia de Cultura" en noviembre de 2.015, porque por aquel entonces, pasaba por una fase de mi vida - que ahora mismo se está repitiendo - en la que me replanteaba un montón de cosas y de pensamientos, siendo el verano de aquel mismo año, el que yo bauticé como el de mi "despertar intelectual", agilizándose en mí el vigor por aprender como lo era cuando era joven. La disolución de "Lluvia de Cultura" coincidió con mi participación en "Historiarum", el proyecto para jóvenes historiadores, que D. Víctor inició en 2.014 y donde hay una gran cantidad de contribuciones mías. Contribuciones que partían desde la honestidad y sin ánimo alguno de afán lucrativo o de reconocimiento, únicamente saliendo de esas ganas de aprender y enseñar, enseñar y aprender. Y durante los veranos de 2.015, 2.016 y 2.017, de los que salieron luego los mejores cursos y años de mi vida, fue cuando mi independencia, mi idiosincrasia, y en definitiva, lo más peculiar de mi identidad, se fue acrecentando. Nacía Javier Ramos Beltrán como concepto, con sus enemigos, pero con sus más fieles amigos.
Y, aunque el alumbramiento de "Cultura Hespéride" coincidió con ese renacer mío, que culminaría de una manera desgraciada e inesperada un año más tarde, hubo una fecha determinante: el 23 de junio de 2.017, que fue la que en cierto modo empezó a cimentar mi desgracia y mis continuas vueltas a la cabeza. Si yo de por sí, he sido siempre una persona irascible y meditabunda, eso no había sido inconveniente para mantener la compostura y el sentimiento de camaradería. Siempre me he destacado por ser una persona que sabía compensar la frialdad de una soledad auto-impuesta con un sentimentalismo que se demostraba no solo con lágrimas, sino con actos. Pero llegó entonces el subidón que precedió a la más estrepitosa de mis caídas, y de la que poco a poco voy recuperándome, pero sopesando el gran costo que ha supuesto en mi vida, en la de mis allegados y en las de mis buenos camaradas.
Yo, que en mi siempre altruista egoísmo, aunque esto sea un oximoron, había conseguido mi bien propio y el bien común, siempre tan buscado por compañeros para desfacerles entuertos y que confiaban en mí, por mi sinceridad y mi predisposición, me diluí como un terrón de azúcar por el perro amor. Yo, que tan insensible, y lo digo en el buen sentido de la palabra, había sido a ese cruel demonio que es el amor, oteé al ver a esa persona que estaba empezando a ser especial para mí, aunque ella jamás lo llegó a saber. Segundo de Bachiller fue un curso en el que no tuve problemas como en otros años, quizá porque mi identidad ya estaba cayendo en picado y para ellos un Javier Ramos siendo Javier Ramos era un peligro, alguien a quién envidiar y a quién había que ponerle palos en las ruedas. Porque un Javier Ramos entregado hasta el punto de ser moñas era más dócil y más manipulable, y yo, que tan desconfiado había sido con la gente, llegué a tal punto de misantropía, que me aparté por un equívoco amor. Y es que el curso 2.017/2.018, fue el del afianzamiento de Cultura Hespéride, puede que mi definitivo despegue, ejerciendo como una especie de profesor "improvisado" de repaso y llevando también mi palabra de patriota y divulgador cultural allá por donde fuese, pero, siempre hay gente que, desgraciadamente, todo lo emponzoña hasta un límite inimaginable. Si ya de por sí, tenía la fama siempre de arisco y retraído, y por supuesto, la injustificada fama de ser un facha - la gente dice facha pensando que es un acrónimo de fascista, sin saber que tiene un significado mucho más despectivo, referido a las malas pintas (un mal atrapazao que diríamos en mi tierra) que uno porta -, se fue a pique todo lo que conseguí. "Cultura Hespéride" un proyecto ilusionante y boyante fue tirado por tierra, únicamente porque su ideólogo y quién detentaba toda su administración era servidor, un tipo fascista y retrógrado, según la mentalidad de los acomplejados. En diciembre de 2.017, miembros del Movimiento Diocesano Juniors se alegraron de que yo dibujase caricaturas - mi gran especialidad ha sido siempre dibujar y pintar - y que consiguiese atraer gente al Festival de Cáritas, pero no les agradó tanto que yo pintase acerca de Cristóbal Colón y, con datos históricos, les contase que "los primeros en matar, fueron los indígenas a los colonos allí establecidos", porque ellos me acusaron de ser un facha y de que tener el himno de la Legión de tono de llamada era de ser un facha. También era ser facha tener la foto de Fernando Torres de fondo de chats en WhatsApp y que el tontilán que me lo vio espetó, con maledicencia, "a ti que eres un facha te gustará el fútbol, pero a mí me gusta más la cultura y demás". Lo obvié. Como hice todo aquel año. Obviarlo. Porque en la mirada cristalina y sincera encontraba siempre cobijo, igual que en las enternecedoras palabras y la, en ocasiones a ultranza, defensa de mi persona.
Hasta que todo se vino abajo, por culpa de una formación política como la APE que no me traería más que disgustos y quebraderos de cabeza, dando a mostrar al mundo una imagen que no soy.
Y esa misma persona fue la causante de mi perdición y por la que se me puso el sambenito de "tiracañas" y otras cosas menos elogiosas. Porque "Cultura Hespéride" recibió desde entonces pedradas, desprestigios y maledicencias, poco importaba la divulgación cultural aquí contenida, poco importaba el esfuerzo y la recopilación de datos, los supuestos defensores de la cultura, la intentaron tumbar abajo y menospreciar. ¿Quiénes lo hicieron? Niñatos y niñatas, pero especialmente, niñatas. Lo duro que va a sonar esto es que me acusaron injustamente de lo que yo no era, un "tiracañas", un "baboso" y demás, asegurando que yo daba pena y que no se qué. Empecé a bloquear contactos porque esos chismorreos ya me irritaban sobremanera y no podía soportarlos. Intentaba seguir mi camino y durante un año tuve que aguantar de todo, y esos improperios me distrajeron de mala manera. Y a "Cultura Hespéride" la han intentado enfangar.
No obstante, agradezco a los que estuvieron desde el principio, a los que se han sumado con entusiasmo, y a los que, con certeza, espero, se unan a este ilusionante proyecto, que parte de la iniciativa y el corazón novel de un chico que lleva la divulgación cultural, el saber y el deber del honor siempre por bandera.
Si me permiten mis más fieles lectores, acabaré con una frase de Don Baltasar Gracián Morales, "El Criticón": Triste cosa es no tener amigos. Pero más triste es no tener enemigos. Porque quién enemigos no tiene, señal de que no tiene talento a quién haga sombra, ni carácter que abulte, ni valor que le teman, ni bien que le codicien, ni honor que le murmuren, ni razón alguna que le envidien. 
Así pues, yo no rezaré por mis enemigos, ni tampoco por los traidores, sino por los descarriados, por los hijos pródigos que vuelven arrepentidos al hogar del Padre, y que de manera miserable, han pensado que su honor y su decencia pasan por insultarme y ponerme siempre al pie del cañón. Pero no importa, Javier Ramos Beltrán es sinónimo de victoria, es sinónimo de impetuosidad, de no rendirse ante la adversidad, de remar aún cuando la tormenta arrecie y viene más virulenta.
Queridos lectores, os quiero a todos.
Javier Ramos Beltrán
San Juan de Requena, 21 de junio de 2.018

jueves, 13 de junio de 2019

Exégesis del "lusitano" San Antonio de Padua/Lisboa

En mi opinión, el más grande santo de toda la cristiandad, pero históricamente, veremos como se juzga. 
San Antonio de Padua, nace en Lisboa en 1195 y es bautizado con el nombre de Fernando Martim de Bulhoes e Taveira Azevedo (o comúnmente conocido como Fernando Martín). No tenemos apenas constancia de quiénes pudieron ser sus padres, pero visto lo visto, serían de clase pudiente, pues quisieron que Fernando comenzase una carrera jurídica. Una incógnita son, también, tanto su fecha de nacimiento como el lugar de Lisboa donde nació, aunque parece ser que nació cerca de la Catedral, donde recibió el sacramento del bautizo. Desde 1201 hasta 1210, Fernando estuvo ingresado en la Escuela Catedralicia, aunque contraviniendo los deseos de su padre de que ejerciese una carrera jurídica, ingresó en la Orden de los Canónigos Regulares de San Agustín, en el Monasterio de San Vicente de Fora, en Lisboa. Dos años más tarde de su ingreso, Fernando se trasladó al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, donde se dedicó enteramente a la plegaria y al estudio. Pudo haber pasado como un monje más, aunque todo cambió de manera determinante en 1220, cuando el Rey Don Pedro de Portugal, retornó victorioso de Marruecos, trajo consigo las reliquias de los santos fraile-franciscanos en aquellas famosas expediciones en donde participó San Francisco de Asís, que a punto estuvo de ser ejecutado en la hoguera. Fernando, al ver estas reliquias y como habían sido conseguidas, tras el sufrimiento de los testimonios de Cristo que daban los monjes, decidió entregar por entero su vida a Dios, ingresando con posterioridad en los Frailes Menores, en el conocido como eremitorio de San Antón de Olivares, con el nombre de Fray Antonio. Hace la profesión religiosa y en diciembre de este mismo año se traslada a Marruecos. Un año más tarde, sufrió una grave enfermedad por la que tuvo que regresar a Europa, aunque las inclemencias del temporal provocaron que la nave en la que viajaba, fuese arrastrada, y esta paró en Sicilia. Ese mismo año, durante las fiestas de Pentecostés que caían entre mayo y junio, asistió al capítulo general de su Orden, en Asís, coincidiendo con San Francisco de Asís, y posteriormente retirándose al eremitorio de Monte Paolo, situado en la región de Emilia-Romaña.
En octubre de 1222, San Antonio de Padua comienza su misión de predicador itinerante por Romaña. Hemos de destacar esa dedicación por la predicación moral y penitencial, sumada con esa acción pacificadora, su enseñanza de la Sagrada Escritura a sus hermanos frailes y su enfrentamiento con los herejes, por los que recibió la denominación de "Martillo de los Herejes" coincidiendo en el tiempo con el famoso Movimiento Albigense. 
Un año más tarde, San Antonio de Padua continúa con la predicación y ese mismo año es nombrado Maestro en Teología por San Francisco, enseñando esta materia por recomendación de su mentor a sus frailes en Bolonia.
Desde otoño de 1224 a finales de 1227, vemos como se acrecienta la fama de "Martillo de Herejes" en San Antonio de Padua, que se dedicó al apostolado en el sur de Francia. Como maestro de Teología en París, fue enviado por el Papa Honorio III para enseñar la doctrina católica, encontrándose en esa particular "evangelización"  a los cistercienses, hijos de Santo Domingo y los de San Francisco. En este periplo en Francia, fue nombrado "custodio" de los frailes en la región de Limoges.
Ya en 1227, acabada su travesía evangelizadora en Francia, regresa a Italia, acudiendo a finales de mayo en Asís al capítulo general, siéndole encomendado la misión de ser ministro provincial a la Emilia-Romaña. En 1228, San Antonio de Padua predicó en presencia del Papa Gregorio IX, en San Juan de Letrán, y éste le pidió que escribiese los "Sermones dominicales", sobre los que profundizaremos a continuación.
En 1230, San Antonio de Padua asiste en Roma al capítulo general, siendo enviado por el Papa Gregorio IX, para arbitrar en la interpretación de la regla de los franciscanos. Ese mismo año, escribe los famosos "Sermones de las solemnidades".
Ya, en 1231, su vida se apaga, aunque en ese último año de su vida, nos encontramos que predica durante toda la Cuaresma en Padua y un mes más tarde en mayo, se traslada al eremitorio de Camposampiero. Finalmente, fallece el día 13 de junio, en el convento de La Arcella.
Los sermones de San Antonio de Padua destacan siempre por su afán de dedicación y consagración a Dios, una exaltación bucólica de la naturaleza tomada de su mentor San Francisco de Asís y un especial apelativo a la juventud que iba a ser evangelizada.
Y los milagros destacan una vez más esa superación que presentó siempre ante todas las adversidades. Destaca el hecho de que hiciese hablar a un recién nacido que había sido repudiado por su padre al considerarlo fruto de una infidelidad para que confirmase que su padre biológico era él mismo o el origen del Pan de los Pobres, con el famoso milagro de Tomasito, dando paso a la oración más conocida a San Antonio - más que la de los traicioneros y farfulleros noviazgos - y es que, si su hijo volvía a la vida, dará a los pobres tanto pan cuanto pese el bebé, aplicándose también a los padres que quieren un hijo sano. Destacar que cuando mi bisabuela Dª Esperanza Hernández García, estaba embarazada de mi abuelo D. Ramón Ramos Hernández - quién sería su último hijo antes de que esta falleciese pocos meses después -, ella ya tenía la afección cardíaca que desgraciadamente la llevaría a la tumba, ella prometió a San Antonio de Padua ofrecerle tanto pan como pesase mi abuelo a los pobres. Finalmente, mi abuelo consiguió nacer sano, se hicieron unos cuantos donativos de pan y, desgraciadamente, mi bisabuela falleció. Creo que a esta oración le debo la vida.
Y entre la regeneración del pie cortado a un hijo que había pegado a su madre o la conversión de Ezzelino, donde este dirigente en lugar de mandar que atizasen con violencia a San Antonio de Padua por haberse rebelado contra él, pidió que lo tratasen con la máxima clemencia y benevolencia posibles, viendo aquí un símil con el Pilatos que nunca quiso ejecutar a Cristo, nos encontramos con su milagro más famoso, la predicación a los peces, heredera de la famosa predicación a los pajaritos en la ciudad de Rímini, controlada por los herejes que le cerraron las murallas de la ciudad. San Antonio decidió predicarles a los peces (a los "ichtus", solo los entendidos en Teología sabrán), que hicieron más caso de las prédicas que los ciudadanos que fueron exhortados por el dirigente herético de Rímini a hacer caso omiso del santo. La Iglesia de San Antonio de Padua, en la aldea homónima - esperemos que más pronto que tarde, capital municipal - , presenta en su fachada esta escena.
Se me ha hecho tarde, casi son ya las vísperas del día 14 de junio, pero yo como sanjuanero-calderonero, querría pedirles a mis paisanos sanantoneros entre los que tengo primos, amigos y conocidos unas felices fiestas de San Antonio. Y que con este santo nada es imposible.
Fuentes para la realización del proyecto:
Cortesía de El Pan de los Pobres, página consagrada y dedicada a difundir la vida, obra y milagros de San Antonio de Padua.
¡Viva España! ¡Viva San Antonio de Padua!
Javier Ramos Beltrán
Valencia, 13 de junio de 2019