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martes, 8 de diciembre de 2020

Las folclóricas o el declive continuado de lo español

Feliz Día de la Virgen de la Inmaculada Concepción, dogma de la Iglesia Católica establecido en 1854 y que asegura que la Virgen María fue virgen antes, durante y después del parto de Jesús, concebido y tenido en virginidad, a los Colegios Oficiales de Farmacéuticos y las Facultades de Farmacéutica. Feliz Día para el Arma de Infantería del Ejército Español y para todas las Inmaculadas, especialmente para las "Inmas", nombres tan recurridos - junto a las "Soles" - cuando se nos preguntaban por eventuales parejas. Tantas representaciones pictóricas ha tenido, destacando por sobre todas, la de "Virgen de la Inmaculada de El Escorial" pintada por Bartolomé Esteban de Murillo entre 1660 y 1665, y expuesta en el Museo Nacional de El Prado... y se le llama de "El Escorial" por estar entre la colección de pinturas de Carlos IV, a finales del XVIII.

Y la que más destaca, la más significativa de las representaciones pictóricas, es la de Juan Bautista Tiepolo, pintada entre 1767 y 1769. Flanqueada por ángeles y aplastando a la serpiente, a la serpiente de la tentación genesíaca, a la que condenó al mundo y a los descendientes de Adán y Eva al sufrimiento eterno y a perder el favor divino, generando en la conciencia semítica esa visión negativa del trabajo y del esfuerzo duro, una visión que yo, no comparto. No obstante, esa serpiente bien puede representar otras cosas como la tentación, el hedonismo, la promiscuidad, la caída al mundo moderno, la vagancia y demás males que asolan a este mundo moderno y 'muh, siglo XXI'. 

Bueno, pues hoy no sólo hablamos del asqueroso modernismo - saco en el que no se ha de meter al futurismo de Marinetti -, sino a la involución cultural que lleva sufriendo nuestra querida Ejjjjjjjjpaña, la Ejjjjjjjpaña cañí de los toritos, del flamenco, del 'oleole' pantojil - o lolafloril, me la trae al pairo - y de ser el bareto de los países centroeuropeos. 

Vaya por delante, que a mí la ópera de "Carmen" de Bizet, basada en la obra homónima de Prospero Merimée - un extraordinario historiador y arqueólogo - me parece una auténtica belleza, y aún a pesar de las licencias que se tome con respecto a la novela, por la importancia que se le da al toreador Escamillo en la ópera, es una obra que ejemplifica lo que, por desgracia, puede hacer un mal amor, y digo mal amor, porque el amor tóxico, el malo, el impuro, el que genera desasosiego, viene del deseo carnal, del placer efímero y de la inmediata querencia por un trozo de carne pero no la consolidación de una relación entre dos iguales. Por desgracia, este pensamiento lujurioso no es algo moderno, sino algo que viene desde que el humano se humaniza y piensa que la "naturalidad animal" de procrear con cualquier especie era algo que se seguía manteniendo, soslayando quizá el hecho de que entre animales, especialmente entre los fieles lobos, los magnos leones y las imperiales águilas siempre estaba esa protección, esa fidelidad que entre humanos poco se da. 

Entre esa componenda que romantiza el peor de los amores - y el tema del amor carnal e inmediato con fatal desenlace tanto para el falso enamorado como la pretendienta se ha tratado en nuestra literatura con la "Tragicomedia de Calisto y Melibea" de Fernando de Rojas o en el "Libro de Buen Amor" de Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, en su definición del 'loco amor' - y la visión de España como una zona de gitanerío y de flamenqueo (la novela original, de hecho, se ambienta en Etxalar, una localidad de Navarra, que más que el "Sur de Francia" se consideraba el "sur gitano de Francia"), nos encontramos con la deteriorada visión de España al exterior.

No es cuestión de la pillería del Siglo de Oro, mil veces narrada por Cervantes y Quevedo, mil veces pintada por Murillo y Velázquez, que retrataba como una España imperial en el exterior - aunque ya sufría sus derrotas - padecía lo peor en el ámbito interno, no obstante, esa imagen de una población empobrecida y pasándolas negras, se veía en todo el continente europeo, especialmente en nuestra más acérrima enemiga - más incluso que los británicos, me atrevería decir - Francia, tan pomposa y lujosa para sus más altos estamentos, tan pobre y abandonada para el pueblo llano. Es cuestión de que, conforme iba avanzando el inexorable paso de la Historia, España iba manteniendo un Imperio a marchas forzadas, cuando su sino imperial ya había sido perdido del todo, sin viso alguno de recuperación, enlodados con un analfabetismo preocupante, una nación a la que no había llegado la industrialización y que sufría a la corrupta estirpe bubónica - sí, como la peste -. 

Juvenal nos legó la certera frase del "panem et circenses", al que yo - igual que muchos lo hicieron antes que yo - matizo con un "más circenses que panem" y que, en España está siendo sustentada en el "pan y toros" que surge tras la Guerra de Independencia - o Guerra del Francés, término más acertado y popular - donde se ve a los bandoleros andaluces como héroes y como paradigmas de la libertad, de la resistencia contra el francés. Quizá olvidándose de la heroica resistencia que, por ejemplo, se hizo desde la Junta de San Clemente en Cuenca, desde Requena, o al alavés José de Abecía, al toledano Tío Camuñas, el valenciano Jaime el Barbudo, la manchega vieja Juana Galán o el cura natural de Neila y párroco de la guadalajareña Tamajón, Matías Vinuesa López de Alfaro (cuyo asesinato en 1821, copa "El Grande Oriente" de Pérez Galdós de 1876). Tampoco sabremos como unos bandoleros, reconocidos ladrones, que ya habían sembrado lo que habían sembrado en los campos andaluces y catalanes durante el siglo XV, recibieron luego ese súbito perdón de la sociedad española. ¿Qué tenía de castizo, qué tenía de español? 

No critico ni mucho menos a la cultura andaluza, no critico tampoco a aquello que enamoró al escritor Washington Irving y que inspiró pinturas románticas, pero hasta ahí. Porque el flamenco - igual que las mal llamadas "sevillanas" - no es folclore hispánico, ni mucho menos, son derivaciones de la cultura gitana, proveniente de la India, relacionado con la danza clásica de los kathakas o bardos nómadas del Norte de la India. ¿Relativo al cruce de culturas en Andalucía? Pues todo pueda ser, en una zona portuaria que fue la conexión de España con el nuevo mundo como lo ejemplifican los puertos de Cádiz, Sevilla o Huelva, o las repoblaciones centroeuropeas de Córdoba, Jaén y Granada, podrían ser una buena explicación. ¿Pero qué reafirmación de lo hispánico podría existir? ¿Cuál? ¿Es que acaso tenía que ser 'afrancesado' todo aquel que, sin ser necesariamente liberal o simpatizante del Pepe Botella, amara un poco a España para procurarle un mejor gobierno y un mejor caminar en la historia? 

Con la popularización del flamenco, empieza el declive de lo español. A mí, históricamente hablando, no me parecen tanta perdida Cuba o Filipinas, mi economía de medios me dice que no se ha de retener a lo que ya es una rémora y cuesta sangre y esfuerzo, y lo digo con todo el respeto para los valerosos Últimos de Filipinas, como mi paisano D. Loreto Gallego García, pero es así. Lo que sí me parece una pérdida de verdad son los valores de la sociedad española mientras unos nacionales se estaban batiendo el cobre en la otra punta del mundo, mientras aquí se pasaban las tardes disfrutando de una rica y calenturienta horchata, en las Plazas de Toros o en el flamenco. 

Yo, como Eugenio Noel, antitaurino y antiflamenco. La tauromaquia, sí, es el combate contra el toro, es una costumbre mediterránea, pero igual que es antinatural por mostrar una lucha desigual contra el toro, también es anticuada, reaccionaria y, sobretodo, sin ningún tipo de valentía. En las corridas de toros, supuestamente más iguales que el Toro de la Vega o el 'bou embolat', se les administran calmantes, drogas, a los toros, para que salgan más dóciles, obviando que, efectivamente, el toro embiste, porque es su sino, pero así, más calmado, el 'marinero de luces' puede mostrar su sadismo respecto a un animal más bravo y valiente que él a una enfervorizada grada que apesta a puro y café.

Y el flamenco ya empezó a farfullar en los años 20, cuando empezaron a denominarse "ópera flamenca", intentando equipararse a la zarzuela de D. Isaac Albéniz y su excepcional guitarreo en Asturias. Se denominaron "ópera flamenca", porque aún a pesar de ser un arte chabacano, de pandereta y propio de tarados que se regocijaban siendo los tontos del pueblo pero ahora con el reconocimiento y los aplausos de unos tipos, todavía más lobotomizados, pensaron en tener únicamente un gravamen del 3% en vez del 10%, como en esa época tenían los espectáculos de variedades.

Que García Lorca se prestase a hacer un concurso de cante jondo entre el 13 y el 14 de junio de 1922, todavía es entendible, todos sabíamos lo predispuesto que estaba ese personaje a meterse en cualquier zarzal, pero lo del gran compositor Manuel de Falla es sorpresivo. No obstante, si la Generación del 98, una generación más 'realista' y más patriótica demonizaba - y con gran razón - al flamenco, fue la elitista Generación del 27, de aquellos burgueses e hijos de señoritos andaluces, cuando el flamenco tiene un reconocimiento no merecido.

Las siguientes noticias del flamenco y de las folclóricas las tenemos en los años 50, con la aparición de una mediocre como Lola Flores, camandulera hasta la médula, que vinculaba el 'no tener pelos en la lengua' con fumar y soltar excrecencias por la boca para generar la envidia del esfínter que ya no tenía la exclusiva de expeler deposiciones. Ya se había tenido un amago con la cinematográfica Imperio Argentina y su 'Falsa Moneda' que yo a tantas novias he cantado, pero aquella no era tan payasa como la que vendría ahora.

Y se había de estar a la 'verita' de lo que esta tipa quería, una tipa que se ceñiría cordeles de esclava por la libertad de... no se sabe quién. Una espantaja falta de cultura, que nunca se valió de su talento musical, sino de moverse zapateando como si fuera un niño de cinco años pegando pataletas en la sección de juguetes del Carrefour porque no le han comprado el cochecito de juguete que quería. Sin pelos en la lengua claro que sí...

Y luego, la conversión de España de una nación industrializada, con una potente agricultura, que era la octava potencia mundial a la decimoquinta - y bajando - durante los primeros años del Régimen del 78. Cuando España pasó a ser la camarera de los países centroeuropeos y la que acogía a jeques de Arabia Saudí en la Costa del Sol, fue cuando proliferó el queridísimo flamenco, y los rescoldos futboleros de los 60, los recogió el señorito andalú por antonomasia, Francisco Rivera Pérez "Paquirri", torero, casado con una socialité bellísima como Dª Carmina Ordóñez y a la que acabó dejando por la 'flamenca' y aprendiz de espantaja, Isabel Pantoja, la que llegó virgen al matrimonio o, quizá, se ha oído mal, y llegó gracias a la Virgen a un matrimonio que ni ella se esperaba.

Revistas del corazón y más revistas. Y el héroe español, el artista español, pasó de ser un Velázquez en plenitud, un Goya con sus oscuros, un Cervantes con su narrativa, un Baltasar Gracián criticando los estamentos o un rey sabio como Alfonso X a ser un 'marinero de luces', un torero fallecido por herida de asta de toro - nada de 'cogida', asta de toro - y cuyo arte era el mostrar un paño rojo a una empitonada bestia que lo embestía por ser su naturaleza, no porque tuviera nada contra él. Obviamente, no tenía nada contra él, el animal no tenía raciocinio.

Entonces, la Pantoja se convirtió en la viuda de España, en la que cantaba canciones enteras para un niño que no quería lentejas y ahora es un tipo que se pone latas de Coca-Cola como pendientes, y en la 'pobrecita' que guardaba dinero en bolsas de basura sin saber de que era.

El declive de España, la fuga continuada de científicos, de maestros, de catedráticos y de gente trabajadora, se produce desde el capote y la bata de cola. Mientras el campo español muere, mientras los museos languidecen, se ve reluciente el mundo del toreo y el mundo del flamenco, porque, por desgracia, es lo que a la sociedad española se le lleva acostumbrando desde hace mucho tiempo.

¿Y así se quiere procurar la Unidad de España, amigos? Esta no es mi España. Mi España es la de Juan de Juanes, la de Velázquez, la de Murillo, la de Goya, la de Cervantes, la de Quevedo, la de Delibes, la de Camilo José Cela, la de la Escuela de Salamanca, la de los agricultores y la de los ganaderos, la de los fontaneros, la de los panaderos, la de los profesores, de los médicos y de los juristas, la de los que madrugan, y no la de Belén Esteban, ni la de la Pantoja, ni la de la Lola Flores, ni la de los chufleros buscaruidos y metomentodos. Por desgracia, esta última España, es la España que tenemos hoy día y, mientras estemos enclaustrados en la decadencia y la lobreguez, y timoratos para no salir de ella, nos encontraremos con un futuro negrísimo. 

Les deseo una Feliz Navidad, dentro de lo que se puede esperar, y que se respete más la cultura, la auténtica cultura, el auténtico arte y no caigamos en los olés pantojiles. No diré 'pantocracia' no sea que se confunda con el pantocrátor románico, quizá si 'patocracia' por ser el gobierno de los más psicópatas, pero lo de la Pantoja es de niveles desaforados.

Quizá, la anaciclosis polibiana debería haber recogido la 'telecircocracia' como una nueva forma de Gobierno.

Confidencias: Lola Flores, la faraona | Mujerhoy.com

"La Faraona", maestra del eyeliner y de las uñas postizas, no tanto en el talento musical, pionera de la 'uxor ostendens'  (mujer del espectáculo) y mentora de Antonio Recio en el arte del taconeo. Jamás sabremos agradecértelo, faraona de la luz del día o como demonios quieras que te denominemos.

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JAVIER RAMOS BELTRÁN, A 8 DE DICIEMBRE DE 2020

domingo, 25 de octubre de 2020

En recuerdo de mi abuelo Ramón, el más grande.

 Hoy, 26 de octubre de 2020, sería la conmemoración del nonagésimo aniversario de mi abuelo. Bueno, sería no, es. Es la conmemoración del nonagésimo aniversario del nacimiento de mi abuelo, D. Ramón Ramos Hernández.

Mi abuelo nació en Calderón, sus padres eran D. Victoriano Ramos García (1890-1963) y Dª Esperanza Hernández García (1904-1931). Y sí, como lo oyen, mi bisabuela murió al poco de nacer mi abuelo. Mi bisabuela murió en enero de 1931, por unas complicaciones del corazón, y mi abuelo había nacido escasos cuatro meses atrás. No corrían buenos tiempos para una España que vivía convulsos cambios políticos. A la desconfianza de la población española sobre la dinastía Borbón, cuya restauración ya llevaba cinco decenios largos, no habiéndose acometido ningún tipo de reforma, sino todo lo contrario, pues además se perdieron las últimas posesiones del Imperio Español, como lo fueron Cuba y Filipinas en 1898, en una derrota deshonrosa, que tuvo la deshonra después del Tratado de París del 10 de diciembre - irónico, pues es el día de la Virgen de Loreto - donde a los españoles se nos repartieron las migajas de una guerra que nosotros jamás provocamos y que perdimos aún a pesar del heroísmo, del resuelto heroísmo de los nuestros, pero que contó con la desidia de la sociedad civil española, la que tantos años lleva siendo empoderada falsamente bajo las premisas de que el odio a la Patria y la falta de respeto a tus mayores y a la experiencia es algo que los "libera".

En ese año 1930, en el mes de enero, Miguel Primo de Rivera, dimitió como Presidente del Directorio Militar, cuando bajo su gestión, tras mucho tiempo, se intentó aparcar el desangramiento que España sufría a causa del turnismo político, del falso Dios del turnismo político. Dimitió por perder el favor de Alfonso XIII, el mismo que en los momentos previos del Desastre de Annual gritaba con total profusión "vivan los hombres", un infame sátiro como toda la patulea dinastía de los Borbones que ni tan siquiera la sangre de un honrado ingeniero alicantino puigmolteño pudo aplacar. Porque Alfonso XIII era un tipo glotón y hedonista, un tipo que tenía películas pornográficas siempre a su disposición y, al igual que su abuela, la "querídisima" Isabel II, fue rey desde niño - en su caso, incluso antes de nacer -, pero sin recibir una educación adecuada al cargo que iba a ejercer. Y como todo tipo glotón y hedonista era incapaz de ver quién se partía la cara por él, creyendo que él era el único representante de España, pues Primo de Rivera le salvó de una investigación parlamentaria como consecuencia del Informe Picasso.

Lo que el bienio reformista de la II República se imputa a sí mismo de una forma demagógica y casi tan falsaria, lo inició Miguel Primo de Rivera, como lo fue la escolarización en pequeñas aldeas y, por supuesto, la igualdad salarial, en un proceso que comenzó en la Huelga de la Ferroviaria "Barcelona Traction" en 1919 y que acabó por confirmarse con la unión corporativista entre la Unión Patriótica - "antipartido" - y los sindicatos existentes. 

Mi abuelo Ramón tenía dos hermanos mayores: Isabel y Enrique. Mi bisabuelo Victoriano - "Víctor" - había casado previamente con una mujer de la aldea de El Derramador, quién también falleció, pero fue por tuberculosis, llevándose con ella a una pequeña niña llamada Felicia (abuela mayor de mi abuelo Ramón, por tanto). Era un ambiente familiar, hogareño y solariego, con las típicas carencias que todo hogar rural en unos tiempos de desigualdades se vivían. La ingente cantidad de tierras que mi Familia tenía en Calderón - seguimos teniendo - y que eran perfectamente trabajadas, por desgracia, no daba para mucho. La "cuestión agraria" se empezó a abordar con Primo de Rivera, mucho antes de que el bienio reformista de la II República, la llevase a práctica. Quede claro que mi bisabuelo tenía tierras y, técnicamente, era un terrateniente; quede claro también que igual que tuvo trabajadores a su cargo y él también trabajó a cargo de otros como su hijo, no fue un "señorito de derechas" como cualquiera que lea esto pensaría. 

Mi abuelo Ramón pronto pasó a cuidados de una familia de San Antonio conocida como "Los Carriles", en una práctica muy común para aquellos que se habían encontrado con el fallecimiento prematuro de una madre, la que proporcionaba lactancia. Mi abuelo tuvo que estar hasta los cinco años junto a su madre 'adoptiva' Maximina en San Antonio, y digo 'adoptiva' entre comillas, pues él seguía viviendo en Calderón con su padre, quién pagaba a su madre 'de leche' para que le proveyera de cuidados. Aquella familia se trasladó posteriormente de San Antonio a Torrente, y seguimos manteniendo una buena relación con ellos, con los 'hermanos de leche' de mi abuelo.

Curtido, como todo hijo de vecino nacido en los convulsos años 30, en las más inimaginables de y atroces de las situaciones, mi abuelo supo salir adelante sin más ayuda que la de sus familiares y amigos que vieron en mi abuelo la mayor capacidad de resistencia nunca antes vista. Aún a pesar de ser muy constante y trabajoso en los estudios, ya sabemos lo que pasaba entonces a quiénes no tenían posibles, y tuvo que seguir trabajando en el campo. De 1948 a 1949 realizó el servicio militar en Manises y afianzó su noviazgo con mi abuela, con la que se casó en 1958. En 1960 nacería su único hijo, mi padre.

Mi abuelo sorteó no sólo las dificultades aparejadas a los hombres y españoles de su tiempo como las dificultades económicas o casi un éxodo rural. Mi abuelo que hasta los cuarenta años estuvo viviendo en su aldea tuvo enfermedades respiratorias que estuvieron a punto de llevárselo por delante y muchos sustos en el corazón. Hablamos de cuando mi padre era un niño pequeño, muy adelantado a los suyos y a quién le propusieron continuar sus estudios en el Colegio Santa Ana de Utiel, donde a mi padre se le subió un curso (como se intentó hacer conmigo, pero aún a pesar de superar favorablemente las pruebas de CI y todo, hubo cierta 'china' en el zapato con un dibujo que no le gustó al psicólogo). Quizá una inteligencia heredada, quizá la inteligencia del esfuerzo, del valor, de un talento que poco a poco se va puliendo.

De mi abuelo Ramón poco más puedo decir. Que se mudó de Calderón a San Juan, no participó de un masivo éxodo rural como si hicieron muchos contemporáneos suyos, pero sí se mudó. De una aldea a otra que distaban apenas tres kilómetros y a la que se fueron andando y sin coche. Compraron una casa, en tiempos en los que se alquilaba, en la Calle Nueva de San Juan, cuando esta era una aldea pujante en la Vega del Magro, y que miraba a los ojos a la siempre hegemónica San Antonio. Una casa que no tenía agua potable, ni cañerías, y en los que se tenían que hacer las necesidades en un corral; una casa que hasta el año en que murió mi abuelo (2013) no contaba con un sistema de vitrocerámica y en el que se tenía que calentar la sartén con una bombona. Recuerdo yo la de veces que he tenido que meter la bombona. 

Y aún así, aún a pesar de las carencias, vivió feliz. Si tenía que doblar turno en el campo para que mi padre - quién nada más acabar el servicio militar quería estudiar carrera universitaria y no tirarse la vida en el bar - pudiera estudiar lo hacía y a su vez, le seguía enseñando a mi padre la utilidad y la bondad del trabajo duro. Si en mi casa hasta mediados de los años 80 se seguía asando una patata, una simple patata, en una estufa de madera se hacía. Época de pocos caprichos, época de sufrimiento y se salió adelante.

Por eso, yo me siento orgulloso de ser el nieto de tan egregio hombre, me siento orgulloso de que cuando yo pintaba y dibujaba, cuando tenía una carrera artística por comenzar, él colgaba mis lienzos y mis dibujos en su sala de estar, porque él siempre se sintió orgulloso de tener un nieto como yo, siempre se gloriaba de hablar de mí. Porque él y nadie más que él, me entendió. Porque yo a él le he dedicado cuadros, dibujos y artículos como este, a él le he dedicado lo poco bueno que me ha pasado en la vida, porque sé que en las muchas veces que me abato, él estará ahí para acompañarme y guiarme. Desde el cielo. Desde el cielo donde están los abuelos, desde el cielo donde están los más grandes.

Porque yo sí siento orgullo de tener cultura de la familia, orgullo de trabajar duro y orgullo de ser aldeano. Porque yo sí siento orgullo de tener valores que hoy día se pierden en medio de la vorágine globalista y torrebabelista. Porque yo te quiero, abuelo. Tenlo por seguro. Me disculpo si alguna vez pudiera haber hecho algo que te deshonrara, pero ten en cuenta que todo lo hice por ti, por tu nombre, por tu figura. Te quiero abuelo. Te quiero mucho. Por haberme enseñado todo lo que soy. A ti, consagro esta entrada. La mejor entrada de Cultura Hespéride.

Y, por cierto, a tres días del cumpleaños de dos personas, también muy especiales en mi vida. Personas especiales que nunca jamás pudieron conocer a mi abuelo, pero que si lo hubieran conocido, lo hubieran querido. Dos personas especiales como lo son los hermanos Mira (Borja y Carlos), a quiénes les deseo la mejor de las suertes y una felicitación de cumpleaños anticipada para el día 29 de octubre.


En memoria de mi abuelo Ramón, en el recuerdo de mi abuela Luz. En el recuerdo de su hijo. En el recuerdo de su nieto. En el recuerdo de todos cuantos le quisimos.


jueves, 22 de octubre de 2020

¿Qué pasa con la cultura, qué pasa con la ética de la estética?

Hagamos como Ludwig Wittgenstein, y establezcamos que ética y estética "sind Eins" (son uno), hagamos un "nulla ethica sine æsthetica", tan necesaria en este mundo cobarde y ávaro, sin justicia, sin belleza y también sin Dios, e intentemos establecer que, no es nada superficial este axioma latino. ¿Es que no son acaso la ética y el arte, auténticos emanantes de la estética y de la belleza? ¿Es que bondad y belleza no están relacionadas? Peor es lo que propone el posmodernismo beauvorista, "evolución" de las peores artes surgidas al albor del siglo XX y mal llamadas vanguardistas. Fue entonces cuando el arte dejó de tener esa función ético-estética, cuando dejó de ser la máxima expresión de la furia y el amor, del espíritu y la bravura, y de las sensaciones contrapuestas de genios. Se democratizó el arte, y se democratizó mal. Entonces cayó el Dios del arte, cayó Occidente, cayó la cultura, cayeron los cardum romanos, cayeron las columnas, cayeron el dórico, el jónico y el corintio, cayó el románico del Pantocrátor, el gótico de la Theotókos que recuperaba la perspectiva lineal, el renacimiento del antropocentrismo botticeliano y davinciano, el barroco de las tinieblas italianas e hispánicas y del regocijo flamenco, el recargadísimo rococó, el neoclasicismo que influyó hasta en la configuración de los Estados Unidos de América - quiénes querían ser una Atenas americana -, la rabia y la incomprensión del romanticismo o las marcadas y coloridas pinceladas del impresionismo. Cayó el arte y nacieron nuevos ídolos. Ni tan siquiera un antropocentrismo, no fue más que un egocentrismo hedonista que defendía - si es que defendía algún ideal - la ideología del 'porqueyolovalguismo', sin haber mérito de ninguna clase, dejándose de hacer arte. Dejándose de proclamar la única verdad, la verdad de la estética, dejándose de lado el susurro divino que a tantos hombres, que a tantos artistas inspiró a llegar a las más altas cotas.

¿Y qué es el mundo de hoy día? ¿Qué son hoy los Pedro Sánchez en España? No me refiero a un nombre que llevan millones de españoles y que es igual de común que un "Antonio López", un "Juan García" o un "José Martínez", me refiero a ESE - si es que se necesita ponerle en mayúsculas -, a alguien que no ha de ser únicamente considerado un traidor, un felón o un advenedizo, gracias a algunos que no son traidores a la Patria a la que pertenecen, pero no a la que sienten, porque únicamente abogan por su destrucción, no, Pedro Sánchez es el remate final del declive occidental, pero uno de tantos remates finales que ha tenido el declive de una civilización que abandona la estética de la ética, la ética de la estética. ¿Qué es lo que ha hecho Pedro Sánchez que sus predecesores desde la llegada del nuevo Dios que era el Régimen del 78 no hayan hecho? Aznar también pactó con secesionistas, por poner un ejemplo de alguien con una ideología contraria - pongamos en comillas, lo de ideología porque no hay idea, no hay acción, y en contrario, permítanme que haga casi una mueca más de desagrado que de risa - a nuestro ilustre y actual Primer Ministro del Reino de España (o de lo que quede de ella). Pues el mundo de hoy día, es una sociedad condenada, una sociedad de adocenados para los que todo esfuerzo y toda reivindicación cultural son algo totalmente ajenos, la grandeza de tiempos pretéritos, el orgullo de las raíces, se oculta por quiénes lo consideran ofensivo. Se vocifera la endofobia, se pide perdón hasta por el más simple acto y se promociona la mediocridad como la más alta cota a la que un se humano ha de aspirar. Si eres mediocre, si no divulgas, si vives a costa de quiénes trabajamos y nos partimos el lomo, si eres una persona que en otros tiempos hubiera sido considerado lo que demuestra ser que es el tonto del pueblo pero ahora eres líder de opinión de las juventudes de tu pueblo, si eres envidioso, si detestas tu patrimonio histórico y cultural, y si en definitiva, eres ese 'tonto útil' del sistema establecido por el posmodernismo, que emana del derecho positivo y no del natural, recuerda que recibirás prebendas, recuerda que serás el prohombre de esta nueva moral mundialista.

Protestas en Chile: Encapuchados incendian Iglesia de la Asunción en medio  de masiva manifestación en Santiago | Plaza Italia | Estallido social |  Sebastián Piñera | FOTOS | VIDEOS | | MUNDO | EL COMERCIO PERÚ

Cúpula de la Iglesia de La Asunción en Santiago de Chile que cae ardiendo en llamas tras los incidentes de la pasada madrugada del 18 de octubre.

Y mientras, vemos como se producen evidentes atentados estéticos, porque saben que el peor ataque que puede hacerse al común de un Pueblo, es el ataque a su patrimonio y a su cultura. Las protestas de Chile, independientemente de su legitimidad, se saldaron con un ataque a dos icónicas iglesias de su capital - de una capital fundada por Pedro de Valdivia y que tiene el nombre del Patrón de la Hispanidad - como lo son la Iglesia de San Francisco de Borja construida entre 1872-1876 por iniciativa de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl (compañía que, desde su fundación el 29 de noviembre de 1633 por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, abogó por mejoras en la vida de agricultores, aldeanos y construyeron hospitales, orfanatos, residencias e instituciones psiquiátricas) y la Parroquia de La Asunción, destruida sin contemplación alguna y saqueada para posteriormente ser objeto de mofas por ello mismo, siendo remembranza de las peores imágenes de nuestra última Guerra Civil en la que los milicianos saqueaban hasta los osarios y se vestían de forma infame con la indumentaria litúrgica.

¿Pero se quedan ahí todos estos ataques a la cultura occidental, en la que el cristianismo desde Saulo de Tarso encontró su acomodo por su perfecta aclimatación a lo mejor de la Antigüedad? No. Pero recapitulemos, pues el término multiculturalidad implica destrozar cultura occidental, eurodescendiente o cristiana. E implica destrozar también lo que hubo 3.000 años antes de que viniese el cristianismo en Europa.

Pongamos un ejemplo palmario de atentados, de 'accidentes', como los que ocurren en Francia desde principios del siglo XXI, cuando la multiculturalidad entró arrasándolo con todo, merced al 'Liberte, Egalité, Fraternité' que dejó de ser libertad para ser esclavitud posmoderna, que ponía la igualdad por encima de la calidad y la equidad y la fraternidad que jamás reconoció como hermano al nacional al que siempre envidió. ¿Es accidente lo que ocurren con numerosos templos cristianos en Francia? Pues pueda ser, las casualidades - o las no tan casualidades - existen. 

Se incendió en París la iglesia en la que se filmó "El Código Da Vinci" | TN

Iglesia de San Sulpicio, de estilo barroco y neoclásico, que tomó más de dos siglos para construcción (1646-1870) y que tiene en su interior obras de arte que representan escenas bíblicas como la lucha de Jacob contra el ángel o la expulsión del general Heliodoro el Sirio del templo, ambas pintadas por Delacroix, y numerosas esculturas.

El incendio de Notre-Dame de París - uno de tantos monumentos consagrados a Nuestra Señora de ese arte tan 'mariano' que era el gótico - de 2019 fue el más conocido y el que más conciencia social movió, pero quizá de lo que se hable tan poco, es que un mes antes de la quema de Notre-Dame de París, el día 17 de marzo, se quemó la Iglesia de San Sulpicio, segundo templo más grande de París tras la famosa catedral, y que, como curiosidad 'mariana' hemos de reseñar que tiene un altar dedicado a la Virgen, rematado con un fresco en que la Madre se eleva al cielo rodeada de ángeles (pureza), santos (santidad) y doctores (conocimiento), de San Pedro a la derecha y a su izquierda, Sulpicio Pío (576-646), quién como obispo de Bourges, se destacó por su férrea disciplina y su bondad, junto a otras advocaciones marianas. 

Y, por supuesto, no podía faltar la clásica representación de la "Virgen con el Niño" aplastando a una serpiente, en una escultura del neoclasicista Jean Baptiste-Pigalle, flanqueada por columnas de Leptis Magna, que a Luis XIV le fueron ofrecidas en 1685 tras una de sus incursiones contra los berberiscos, destinándose unas cúpulas a la construcción de este bello monumento eclesiástico y otras al Palacio de Versalles.

Lo más sobrecogedor es ese trasfondo ideológico, de guerras de religión y de las continuas disensiones entre Occidente-Oriente, y como ya he mencionado con anterioridad, atacan al corazón, al pulmón del Pueblo: ese patrimonio histórico, cultural y artístico, ese patrimonio que se levantó por el buen hacer y por la inspiración divina de toda una comunidad nacional. "Los susurros de Dios" los llamamos los amantes del arte; las pulsiones, el talento y la piedra a pulir que la realidad nos lo demuestra. La piedra es firmeza, la piedra es solidez, la piedra es raigambre, es la unificación de un Pueblo, de una comunidad nacional en un credo común y una lucha espiritual.

Pero no sólo arden, en la Iglesia de Nuestra Señora de los Infantes de Nimes, con excrementos humanos se dibujó una cruz, se destrozó el altar, se profanó el sagrario y se robaron las Sagradas Formas, ocurriendo lo mismo en otra Iglesia de Nuestra Señora en Dijon, donde tras forzar la puerta del Sagrario, pisotearon las Sagradas Formas.

Por no hablar de la Catedral de San Pedro y San Pablo de Nantes, cuyo incendio se produjo el día 18 de julio de este mismo año - día de San Federico y conmemoración de un capítulo de nuestra Historia Patria, cuya sola mención hace que se regurgiten los más bajos jugos digestivos de algunos - y que acabó de confirmarse que fue provocado por un ruandés con estatuto de 'refugiado', que 'colaboraba con la jerarquía religiosa local' y al que, como siempre, se le intentó perdonar con un enésimo justificante, eximente de locura transitoria. De aquello que llaman locura transitoria, de cólera, de enajenación, cuando fue un grave atentado y no un mero acto vandálico de un guillado aislado, y más sabiendo la tea de determinada confesión a la que se le ha de llamar 'de paz'.

Y, efectivamente, estamos inmersos en una guerra de religión, en una guerra cultural, en la que todo lo que una comunidad construyó bajo un influjo divino, inspirados en lo puro y bueno, bajo la certeza de llegar a las más altas cotas y cimentados en la firmeza de la roca es derribado como el castillo de naipes que ante una nimia ventolera cesa toda resistencia. 

No es casualidad esa alianza, para nada improvisada, entre los poderes globalista, entre el posmodernismo y entre determinadas confesiones religiosas; a todos ellos les une la destrucción de la Verdad, de lo bello y de lo bueno. Observemos a los famosos Budas de Bamiyán, destruidos en 2001 por un vesanico ataque talibán, quiénes la dinamitaron sin contemplación alguna. ¿Saben qué representaba? La perfecta conjunción entre el arte griego clásico y el budista, ejemplificado en el reino grecobactriano, reino casi mitológico, que queda para la Historia, casi enterrado. Un reino (250 a.C.-125 a.C.) que en su época fue el más rico en todos los aspectos (socioeconómico, moral y cultural). Y a los talibanes, aquellos que jamás han tenido en ese deje virulento la creatividad y la unión de un pueblo en cimentados ideales, todo aquello les sabía mal, porque aquello representaba lo que ellos jamás habían logrado ser.

Santa Sofía, visita al Templo inquebrantable | Cuaderno de Viajes

En Santa Sofía (la Santa Sabiduría), uno encuentra preciosos mosaicos bizantinos, fue reunión también de importantes literatos y principal centro de peregrinación cristiano durante la Alta Edad Media. También hay inscripciones rúnicas (Halgdan y Ári) que muestran la coincidencia entre vikingos y bizantinos.

En el fondo, es lo que ocurrió también en Turquía este pasado verano con Hagia Sofía, construida por Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, entre 532-537, que desde su definitiva construcción (537) hasta la caída del Imperio Bizantino a mano de los otomanos (1453) ejerció como catedral de la Iglesia Ortodoxa Helénica, salvo un paréntesis (1204-1261) en que lo fue de la Iglesia Católica. Siendo durante más de nueve siglos - que se dice pronto - un templo cristiano, e incluso desde que era una simple Iglesia que ejercía desde el 360, por lo que hablamos de casi 1.200 años como uno de los vigías de la cristiandad. Fue mezquita imperial bajo los otomanos y tras la laicización y la 'occidentalización' que preconizaba Mustafa Kemal Atatürk - siendo estos los cimientos constitucionales para regir una sociedad islámica y antieuropea como la turca - se convirtió en un museo, y por tanto de titularidad del Estado. Independientemente de que, a mí, a título personal, como católico practicante, me pareciera también una profanación el que una Catedral fuera convertida en un museo, al menos, se tenía una funcionalidad clara, se demostraba lo que fue, los vestigios de lo que fue durante años el principal centro de peregrinación para cristianos y donde confluyeron artistas y pensadores. Llegó Erdogan, de deje panturánico, otomanista y financiador de esos 'hombres de paz' que a diario - y no sólo con atentados - asaltan lo más sagrado de nuestro Pueblo, y en 2020 decidió devolverle esa funcionalidad como mezquita. No ardió un templo, no ardió un monumento, pero tampoco se han de agradecer esos velados atentados estéticos, que tienen en medio de ese desmedido fanatismo islámico, la ocultación de los mosaicos de la Virgen con el Niño y el anunciador Arcángel Gabriel, por situarse en la zona orientada a La Meca para el rezo musulmán.

Mezquita-Catedral de Córdoba | Sitios de España

Catedral de la Asunción de Nuestra Señora de Córdoba, cimentada sobre la Basílica de San Vicente Mártir, que aunque no fuera la gran basílica que durante mucho tiempo se argumentó, los especialistas sí consideran que las evidencias de allí eran templos cristianos, aún humildes y que fueron la 'caput anguli' de las comunidades cristianas de la zona.

Idéntica situación a la de la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora de Córdoba, porque es Catedral, no mezquita-catedral ni cosas parecidas (nótese como sitúan el mezquita antes que Catedral), cuando esta fue levantada - en el 780 - sobre la Basílica de San Vicente Mártir y otras iglesias anexas, de gran importancia episcopal para Córdoba. Pues bien, aún a pesar de las reformas posteriores durante el Gótico, durante el Renacimiento y durante el Barroco, a este edificio se le sigue considerando un edificio islámico, y no precisamente por haberse construido durante el período de estadía de estos tipos en la Península, sino únicamente por ideologización y desarraigo. Aprovecho para decir que, independientemente, de mi desapego hacia todo lo islámico por lo que supone esa sociedad, su arte - el cuál no es arte arábigo, ni norafricano, ni musulmán - también tiene un punto de belleza. Lástima que no hubiera innovación, y todo, todo fueran préstamos - como en todos los estilos artísticos, pero aquí de una forma más descarada y sin mediar creatividad - de sus coetáneos. 

Obviamente, yo no quiero anular ninguna expresión artística, ni hacer un ejercicio de etnocentrismo, pero es evidente, muy evidente, que no todas las culturas son iguales, y que algunas culturas han desarrollado más la creatividad y han realzado más el espíritu que las otras. 

Recordemos Palmira, destrozada en 2015 por los islamistas, donde estaba el templo del Baal - para culturas semíticas y arábigas, el dios del tiempo -, la destrucción y decapitación de estatuas en la ciudad iraquí de Hatra, la total devastación de la mítica capital asiria de Nínive o de su capital precedente como Nimrod, y la destrucción de iconos en el Norte de Malí en 2015. Recordemos las vesanias islamistas y recordemos que es lo primero que atacan estos malditos terroristas.

Recordemos que la Cultura - sí, con mayúsculas, la Cultura - jamás abandonará al Pueblo, se nutre de él - igual que nosotros nos nutrimos de ella -, y siempre, siempre, será la máxima expresión de la genialidad y de la capacidad de una comunidad, de una comunidad que recibe los susurros divinos, los susurros de la más alta exaltación, de las más altas capacidades.

Porque este mundo cobarde, avaricioso y dejado de la mano de Dios y de la Providencia, desprecia la excelencia y desprecia a todo aquel que intente medrar sin depender de prebenditas, desprecia a todo aquel que intente divulgar, a todo aquel que tiene un mínimo de creatividad y todo por la institucionalización de la envidia. Y por desgracia, también se institucionaliza la pereza del que quiere ver al genio destrozado y enfangado, y la avaricia del que no desea ni superarse a sí mismo y ni tan siquiera igualar o superar los logros de su prójimo, sino que este, este sea peor que él a toda costa. Vemos como todo tipo de reivindicación de genialidad es despreciada, porque al mundo de ahora no le interesan librepensadores, ni tampoco gente con cultura. ¿Que arda patrimonio cultural? No hace falta, cuando ardan monumentos, ya habrá alguien que aplauda de forma mecánica y babeante. Arderá la cultura, arderán las ganas por saber más y porque la sociedad actual - recordemos que tienen como voceros a una clase política castuza y despreciativa - a ello lo aboca.

Así se ve, cuando en España se sube al 21% la adquisición de libros o como cuando se pone que se puede pasar de ESO y Bachiller sin límite de suspensos. Finalmente, la nota de corte baja y se tendrán licenciados que no sabrán nada de la materia que en su carrera se da. Así se ve también como en España no se sabe nada, pero absolutamente nada de su digno patrimonio cultural, ni de su naturaleza, pero sí de las tarascadas que el 'panem et circenses' - y ahora más lo último que de lo primero - del fútbol y la política montan. 

La Torre Eschenheim de Frankfurt, que es otro monumento que ilustra esta entrada, es conveniente sacarla a colación, para que sea nuestro ejemplo de vida. Francfórt del Meno, fue la capital de los francos, fue una Ciudad Imperial Libre (Freie Reichsstadt) teniendo su propio Reichsunmittelbarkeit, con el que las ciudades con el estatus de libres, no necesitaban de intermediarios ante el emperador, y siendo la ciudad que hasta 1806 elegía al Emperador, y desde 1562 la ciudad en donde se coronaba. Ahora se le llama Mainhattan, por ser el Manhattan de amplísimos rascacielos a orillas del Meno, ahora es la ciudad donde una familia como los Rothschild empezó expandiendo sus tentáculos hasta dominar el mundo por lo malo, ahora es la capital del BCE donde ejercen Christine Lagarde, esa señora que decía que los ancianos costaban dinero, y Luis de Guindos, quién tuvo la desgracia de ejercer de nuestro Ministro de Economía y partícipe del hundimiento de Lehman Brothers en 2008, un hundimiento que también influyó para la grandísima crisis económica - y moral - de aquel mismo año, y cuyas consecuencias hoy duran. Pues bien, esta muralla fue construida entre 1426 y 1428, y parece una simple torre, pero es la perfecta conjunción de funcionalidad y de estética, de recordarnos hacía donde habrá de derivar el mundo si lo cogemos por los cuernos y el esplendoroso futuro que tras la lontananza habrá de divisarse. Un futuro en el que nos mantengamos en pie frente a un mundo en ruinas, que considera que lo mejor será siempre la homogeneización, la mediocridad y la fealdad. Y yo, no quiero fealdad de alma, ni fealdad estética, yo quiero belleza, yo quiero seguir con la autoexigencia. Sean más coherentes, defendamos la cultura.

"Donde hay poca justicia es un peligro tener razón" (Fco. de Quevedo Villegas), y no le faltaba razón - pido perdón por la redundancia y la gracieta - de lo que nos encontramos a diario.

JAVIER RAMOS BELTRÁN, A 22 DE OCTUBRE DE 2020

domingo, 4 de octubre de 2020

Separatismo catalán. Un problema que viene de antaño y continuación de lo mismo de siempre.

 (Cuento con información que utilizaré para el proyecto de libro que estoy escribiendo)

Cuando uno oye hablar de separatismo catalán, piensa en una disyuntiva relativamente joven. Acertadamente, suelen situarla con la llegada de la "democracia" a España y la promulgación de una nueva Constitución, de la que suele hablarse hubo mucho consenso y que tiene la particularidad anecdótica de que se fraguó entre partidas de futbolín porque los líderes políticos no se soportaban, y no únicamente por las evidentes divergencias ideológicas, sino por otros factores de índole personal.

Sí es cierto que la promulgación de la Constitución benefició en demasía a las reivindicaciones de los nacionalistas periféricos, pues si algunos la consideran, estructuralmente, similar a la carta magna italiana de 1949 por ese "sentir autonomista", realmente rescataron rescoldos de la Constitución Republicana de 1931, aún a pesar de que esta defendía un estado integral y jamás se previó en ningún momento la independencia de ninguno de sus territorios. Así bien, vemos como la disposición transitoria cuarta, prevé la unificación de Navarra a las Provincias Vascongadas - a la que se da el nombre de País Vasco - por prohibir expresamente el art. 145.1 de la Constitución Española la federación de comunidades autónomas (duda seria: ¿sería inconstitucional la unificación de Navarra con el País Vasco? Un artículo prohíbe toda federación, pero este específico supuesto se contempla en una disposición transitoria y hasta en el Estatuto de Autonomía del País Vasco). Los rescoldos rescatados fueron los de las mal-llamadas 'naciones históricas' que fueron las siguientes, a saber: Galicia, Vasocongadas (incluyendo Navarra), Andalucía y Cataluña; y recibieron ese apelativo por haberse acogido a la implantación de un estatuto de autonomía durante la II República, aunque hubo otras regiones como Aragón, Castilla La Vieja o Valencia cuyos estatutos se quedaron en anteproyectos. Y ya recordamos lo que ocurrió con Cataluña y la famosa proclamación del Estado Catalán, el día 6 de octubre de 1934, dentro del marco de una supuesta "República Federal Española", por no contar con otras famosas asonadas anteriores durante la época de Primo de Rivera y gran parte de la época de la restauración borbónica.

Pero vayamos por partes y veamos que no existe un sustrato nacional, tampoco una unidad espiritual, que preceda este sentimiento 'nacionalista' catalán. Puede ser que ideológica e históricamente - más bien con 'historia de las ideologías' - tenga los tintes de lo que se consideraría un nacionalismo, especialmente si se atiende a la contemporaneidad en la que se encuadraron como las famosas revoluciones nacionales a lo largo del continente europeo, ya que en Cataluña surgió un movimiento como fue el de la Renaixença para protestar contra la gestión centralista de Espartero, materializada finalmente en las insurrecciones de 1843. 

La historia de las ideologías, si nos dice que el independentismo catalán puede ser considerado un nacionalismo, al menos porque al surgimiento de la Renaixença, esta era contemporánea de otros movimientos nacionalistas y liberales de Europa, de los que tomó una importante inspiración, y siendo una postergación del romanticismo europeo. El pistoletazo de salida de este movimiento lo da la publicación del poema "Oda a la Patria" de Buenaventura Carlos Aribau, siendo por primera vez - en más de tres siglos - la primera publicación catalana, continuándose este 'renacimiento' de lo catalán con el "Diari Català", "Lo Catalanisme" de Valentí Almirall y unas bases para una constitución regional catalana - las conocidas como 'Bases de Manresa' - entre 27 y 28 de marzo de 1892, que aunque no acabaran de cristalizar del todo para la configuración de un hipotético nuevo estado independiente, asentó el fundamento del catalanismo político conservador. Una constitución - un proyecto constitucional, si se es más fidedigno - que sirvió para la evolución del conservadurismo político catalán.

Y se acuñó entonces por Joan Fuster el término de 'Paisos Catalans' para englobar a toda la comunidad lingüística común catalana desde el sur de Francia hasta Valencia y las Islas Baleares, desarrollándose el famoso mito del pino de las tres ramas - el 'pi de las tres branques' - situado en la comarca del Berguedà, en el municipio de Castellar del Riu, el cuál lleva muerto desde 1913 y que antes de toda reivindicación catalanista era visto como un símbolo de la Santísima Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Snto).

La Renaixença - o 'Renaixensa' con la 's', cabiendo recordar también que la famosa 'ce cedilla' también es usada en el castellano - además surge como una respuesta a la disglosia castellana, pues prácticamente desde el siglo XV, las principales obras - y muchas de ellas temáticas catalanas - eran escritas en castellano, siendo el idioma que utilizaban literatos, escritores y nobles. La figura de Raymundus Lullius - Ramón Llull en catalán - era una figura muy reivindicada, pero todas sus traducciones al catalán, habían quedado en el olvido. Fue el conocido como período de diglosia - no confundir con disglosia - de la lengua catalana, donde esta quedaba como únicamente una lengua regional y de pueblo frente al imparable castellano, apareciendo desde entonces las principales reivindicaciones contra todo lo castellano. 

Se llega hasta el punto de usar una ciencia como la craneometría - ciencia que aprovecho para puntualizar que a mí me encanta y me fascina, y que es muy exacta - para intentar legitimar el supremacismo catalán sobre el castellano. Así pues, no ya sólo sin ninguna evidencia científica o médica, sino sin los medios necesarios para que se le dotara de oficialidad, el médico Bartolomé Robert, alcalde de Barcelona, el día 14 de marzo de 1899, intentó exponer las diferencias craneales, asegurando que en el Reino de Valencia se era tendente a la dolicocefalia, en Galicia y Asturias a la braquicefalia, y en Cataluña era la mesocefalia la que predominaba. Para los neófitos sepan que braquicéfalo es cráneo plano, dolicocéfalo es cráneo protuberante - para los NS, la dolicocefalia era símbolo de ariedad, es algo muy común en las razas nórdicas o con rasgos puros europeos reducidos - y la mesocefalia está a medio camino entre la braquicefalia y la dolicocefalia, siendo el tipo más común. Una teoría a la que Ramón y Cajal se opuso enérgicamente, al poner sobre la palestra el auge de la pseudociencia y la falta de recursos e incentivos a la arqueología y la historia en Cataluña que llevaban a esta falsa creencia. Una falsa creencia que tenía orígenes literarios, al asegurar que no se claudicó ante las influencias hispanas, ni las francas, algo que, como se podrá comprobar, en el Rosellón y la Cataluña francesa - Cataluña al fin y al cabo - es totalmente falso, pues fueron - y siguen siendo - zonas completamente latinas, de poca incidencia franca y más tendentes a lo hispano. Al hilo de esto, huelga decir que políticos con activa participación en el prusés como Oriol Junqueras han usado estas argumentaciones, las de las supuestas diferencias raciales, para intentar hablar de un pueblo catalán y diferenciado del resto de España, hablando de que España, junto a Alemania (norteños bálticos y sureños alpinos) e Italia (norteños de influencias más nórdicas y sureños de influencias más africanas) eran los únicos estados - nótese como no dice país - donde había imposibilidad de agrupar a toda la población en un grupo genético, una interpretación genérica de un estudio que decía que las diferencias raciales en Europa eran casi inapreciables, debiendo tomarse más en cuenta el alejamiento gradual por la distancia geográfica.

Pero todo este supremacismo, todo este clasismo y todo este falso nacionalismo - porque recordemos, no hay 'nación catalana', no hay 'etnia catalana' - no surge de una ideología del siglo XIX, sino que tiene sus orígenes en la Edad Media. Cuando Carlomagno, rey de los francos, se enfrenta a los omeyas y quiere ganar posesiones en la Península Ibérica, va consolidando una especie de zona 'colchón' en el sur peninsular para contener a los Banu Qasi, una zona que fue ganando independencia tras la imposibilidad del rey franco de tomar Zaragoza y la alianza que este hizo con el valí de Barcelona para tomarla, siendo otra vez más un intento infructuoso, que le lleva a destrozar Pamplona, recibiendo una emboscada de los vascones. La Marca Hispánica, que fueron un conjunto de condados que fueron consolidándose, seguían la estructura geográfica y administrativa de la provincia romana de la Tarraconense, estabilizándose a lo largo del siglo IX, destacando la firma de la Capitulación de Quierzy, para la regulación de los condados en pos del buen funcionamiento imperial, con la introducción de la heredad de los principados y sus cargos, independizándose 'de facto' la Marca Hispánica. Destacan a lo largo de este siglo, condes francos como Aureolo y Aznar I Galíndez - el primer conde de Jaca, según numerosos historiógrafos -, cuyos condados pasarían de la Marca Hispánica al vecino Reino de Pamplona, y serían el germen del futuro Reino de Aragón. 

Y es aquí, en la época de la Marca Hispánica, donde surge el nombre de Cataluña. Algunos hablan de la historia de los Nueve Barones de la Fama que conquistaron Cataluña a los sarracenos y donde destacaba Otger Cataló, casi coincidente con el Duque de Aquitania y una figura muy gloriada durante la época de la Renaixença, otros datos más exactos y fidedignos históricos hablan de Gotholandia (país de los godos), que era el nombre que desde el reino de los francos se daba a la Marca Hispánica o a todo lo que estuviera al sur de los Pirineos, pero sin duda la acepción más generalizada viene por los guardianes de los castellanos. Las continuas fortificaciones de la Marca Hispánica, hicieron que tuvieran numerosos guardianes, a los que se les denominaba como castlanus y a los que todo extranjero que se dirigía la zona de la Marca Hispánica conocía de esa forma. Otra hipótesis refiere a la Batalla de los Campos Catalaúnicos en las que hunos, apoyados por ostrogodos, gépidos, hérulos, turingios, lombardos, esciros, vándalos, escitas y avaros perdieron frente al Imperio Romano de Occidente y los visigodos con los que tenía establecido un foedus, pero aceleraron la posterior disgregación imperial. Batalla ocurrida, según algunas fuentes, el 20 de junio del 451, y según otras, el 20 de septiembre del 451.

La impostada superioridad del separatismo catalán se va cayendo por su propio peso, más teniendo en cuenta que cualquier vinculación que se hiciera de Cataluña, se hacía con España o con la 'tierra de los godos'. 

Y, durante el siglo XIII, la Corona de Aragón buscó una expansión por el Mar Mediterráneo, a fin de afianzar su poderío, dejando de lado la ganadería, actividad clásica en Cataluña y practicada especialmente por los ilerdenses, creciendo Barcelona, situada en una zona geográfica muy poco propicia para la salida al exterior y de irregular crecimiento poblacional en detrimento de una Tarragona - anterior Hispania Citerior Tarraconensis, pero despoblada en sus zonas interiores en detrimento de las zonas costeras - que aunque reverdecía laureles y servía de pequeño puerto, no pudo aguantar el empuje barcelonense. Este siglo es un siglo muy mercantilista, marcado por las rutas comerciales, por el espíritu de una sociedad que quiere abrirse a las ciudades, considerando que su devenir en el campo está anquilosado, buscando no únicamente la realización personal, sino también el crecimiento espiritual - pensamiento muy ciceroniano - que confería el desempañar un buen oficio con dedicación y esmero, aunque también se metía de por medio un crecimiento urbano jamás antes visto, que acabó con todo plano castrense romano, y un hedonismo desaforado. Barcelona, creció como creció Jaca con sus fueros medievales, atrayendo a gente de fuera y a burgueses locales para que crecieran como ciudad. Se establecieron cinco rutas principales: Norte de África (transporte de oro y esclavos), ruta de las islas (transporte de sal y trigo, con Barcelona de puerto matriz), ruta de Bizancio (conexión de Europa con Asia, transporte de algodón, especias y esclavos), ruta ultramarina (prolongación de la anterior y que conducía hasta Constantinopla) y la ruta de Occidente (hasta la capital comercial europea como lo era Brujas, donde Cataluña no encontró importancia en su comercio lanar). Surgieron también las Ordenaciones de la Ribera (Ordinationis Ripairiæ), para contener a los piratas sarracenos y que protegían al comerciante. Competencia mano a mano de Barcelona con las cuatro repúblicas marítimas: Amalfi, Pisa, Génova y Venecia.

La burguesía catalana, tan crecida, se comportó de una forma muy despreciativa y clasista, generando una bicefalia alarmante con el Reino de Aragón. En el siglo XIV, ante el declive de Cataluña en detrimento de Valencia, las Cortes Catalanas - las cuáles habían sido previamente convocadas en 1289 en Monzón - crecieron hasta la fundación de la Generalitat de Catalunya o Diputación del General, donde el poder mercantil tendría un papel destacado, aún a pesar de sus grandísimas marginaciones. 

La firma del Compromiso de Caspe - como todos los documentos de la Corona de Aragón - anteponía la legitimidad jurídica por encima de cualquier poder político, algo que a los "poderes mercantiles", que ejercían autoridad como auténticos lobbies actuales, no les hizo ninguna gracia pues consideraban que Cataluña perdería toda "independencia" ante una eventual unión de las Coronas de Castilla y de Aragón, iniciándose un período de inestabilidad política en Cataluña, con el asesinato de García Fernández Heredia, arzobispo de Zaragoza, a manos de Antón de Luna, partidario de Jaime de Urgel. Tras esto, se firmó la Concordia de Alcáñiz, que aún a pesar de ser equitativa para todos - Cataluña, Aragón y Valencia eran representadas, cada uno, por tres parlamentarios - no fue del agrado de los partidos urgelistas quiénes se lanzaron a tomar Valencia, siendo detenidos en Murviedro por las tropas partidarias de Fernando de Antequera, el que a la postre sería nombrado rey de Aragón el día 28 de junio de 1412 con el nombre de Fernando I de Aragón, y jurando su cargo ante las Cortes acompañado de su hijo Alfonso. Y aún a pesar de que este monarca recibía la aprobación y el apoyo del conde de Pallars, el vizconde de Illa-Canet o Guerau Alemany de Cervelló, los urgelistas también tenían grandes apoyos como los Moncada, los Cardona, los Perellós, los Bernat de Cabrera y el vizconde de Roda, coincidiendo todo ello con la crisis del sector pañero y del sector marítimo en Cataluña, surgiendo el sindicato de la Biga - "nobles" - y la Busca - cuyo grueso eran los pequeños mercaderes, artesanos y agricultores, partidarios del proteccionismo y la devaluación de la moneda - que pusieron impedimentos a la conquista de Nápoles. El crecimiento poblacional, exponencialmente inverso al de los cultivos agrícolas, fue un problema añadido a que los 'bigaires' como grupo de presión protagonizaban enconados enfrentamientos para buscar favores reales. Ambos bandos eran eminentemente antitrastamaristas, pero fueron los 'buscaires' los que apoyaron decididamente a Alfonso V de Aragón, "El Magnánimo". En 1453, se produce un "golpe de estado" a nivel municipal, que provoca la designación directa de los miembros del Consell de Cent - antiguo consistorio municipal de Barcelona - y a mantenerlos fijos, un golpe de estado instigado por Alfonso V, y que tendría sus coletazos finales con su hermano pequeño Juan II al llegar al trono de Aragón, un rey de educaciones y sentires castellanos, de sesenta años y de una avanzada ceguera, que fue motivo para los 'bigaires' para legitimar toda acción antimonárquica. 

Hay que destacar las 'guerras remensas', así denominadas por el movimiento remensa, que tomaba su nombre de la 'redimentia', el pago que en concepto de rescate habían de abonar los campesinos a sus señores para abandonar la tierra, siendo este uno de los seis malos usos (o 'mals usos'), en virtud del 'ius maletractandi', como lo eran la intestia, la exorquia, la cugucia, la ársia, la firma de spolii (derecho de pernada) y por último, la remensa. El movimiento remensa contaba con apoyo real desde 1388, bajo el reinado de Juan I de Aragón, y contando también con el apoyo de una mujer de dotadas virtudes como lo era María de Luna, esposa de Martín I el Humano, quién convenció al Papa Benedicto XIII para que expidiese una bula que pusiera fin a esas "pestíferas y reprobadas servidumbres". La primera guerra remensa, tuvo lugar entre 1462 y 1472, encabezándola Francesc de Verntallat, quiénes apoyaron a Juan II de Aragón contra las instituciones catalanes, sin embargo, el problema agrario no se abordó del todo, por el apoyo que el monarca tuvo de señores feudales. Un conflicto que continuaría con su hijo Fernando el Católico - quién por cierto sufrió un intento de asesinato el día 7 de diciembre de 1492 por parte del campesino remensa Juan de Cañamares - debido a que revocó la pragmática sanción que Alfonso V, su tío, firmó en 1455 y que suspendía los malos usos. Esta rebelión la lideró Pere Joan Sala el 22 de septiembre de 1484, siendo derrotado seis meses más tarde en Llarona, finalizando con la Sentencia arbitral de Guadalupe, que fue un gran avance, ya que perdonó definitivamente de los malos usos a los campesinos de remensa. 

Como aquí se ve, los aires de independencia de Cataluña, no fueron promovidos por un sustrato nacional, espiritual o histórico, sino únicamente por las apetencias económicas y políticas de sectores burgueses que no querían ver menguado su poder, que consideraron una traición que llegara al poder un candidato castellano, un extranjero trastamarista. Irónico es, que la siguiente gran sublevación catalana, la protagonizaran campesinos aliados junto a la Diputación del General del Principado de Cataluña, donde el eclesiástico Pau Claris se alió con el Reino de Francia. El actual himno de Cataluña, de nombre 'Els Segadors', toma su denominación y letra de estos hechos históricos acaecidos entre 1640 - especialmente con el Corpus de Sang el día 7 de junio en Barcelona que desembocó en el aseesinato de Dalmau de Queralt, el Virrey de Cataluña - y 1659. Una rebelión que, curiosamente, se cimentó en la defensa de la religión, pues se aseguró que el mismo día del Corpus de Sang, los ejércitos reales cometieron todo tipo de sacrilegios en la Eucaristía, quemaron conventos y violaron mujeres.

Así pues, en conclusión, el mal llamado 'nacionalismo catalán', que realmente sólo lo sería sobre el papel ideológico y coyuntural, no tiene ninguna precedencia de ningún tipo, ningún sentir popular que lo inspire, únicamente el supremacismo y el clasismo de una clase dirigente, que ha sabido ubicarse bien (como en el caso de la Guerra Civil Catalana entre los nobles bigaires y los trabajadores buscaires), vender la soberanía (Pau Claris a Luis XIII) o inventar un pasado trufado de glorias y romances carentes de fundamento histórico, sustentados en una falta de rigor científico más basada en la visceralidad que en la evidencia (Renaixença y posteriores asonadas separatistas). Es imperativo el educar a los jóvenes españoles en el amor a la Patria, única e indivisible, que es la nuestra, educarles también en lo que fuimos, hemos de ser y seguramente seamos, en nuestra Nación en destino de lo universal, y sobretodo, mandar un mensaje a autoridades, de que pongan freno a toda aspiración de quebrantar España, castigando y no dando prebendas de 92.000 euros como a cierto presidente inhabilitado por colgar banderitas y no por declaraciones ofensivas contra el común de los españoles. Eduquemos en ello. 

Alfonso V El Sabio y Magnánimo, o Alfonso III El Liberal - Colección -  Museo Nacional del Prado

Alfonso V el Magnánimo (1396-1458) - también llamado 'El Sabio' - segundo rey Trastámara de Aragón, entre 1416 y 1458. Cuadro de Felipe Ariosto, 1634, expuesto en el Museo del Prado.

--- JAVIER RAMOS BELTRÁN, A 4 DE OCTUBRE DE 2020 ---

Fuentes:

http://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/LVE07/HEM/1899/03/15/LVG18990315-004.pdf (Craneometría)


martes, 25 de agosto de 2020

Alfonso VI de León, el "Emperador de Toda España", reconquistador de Toledo y repoblador de tierras castellanas.

 Rodrigo Díaz de Vivar en la Jura de Santa Gadea a Alfonso VI

Este cuadro de Marcos Hiráldez Acosta, pintado en 1864 y expuesto en el Senado de España, acerca de la famosa Jura de Santa Gadea, ocurrida a finales del año 1072 en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos, donde Alfonso VI tuvo que jurar - y demostrar - ante Rodrigo Díaz de Vivar, que él no tenía nada que ver en el asesinato de Sancho II de Castilla, su hermano y que murió asesinado durante el Cerco de Zamora. No hay más evidencias que las aparecidas en el "Romance del Juramento que tomó el Cid al rey Don Alfonso", romance probablemente difundido durante el siglo XIII:

En Santa Gadea de Burgos

do juran los hijosdalgo,

allí toma juramento

el Cid al rey castellano,

sobre un cerrojo de hierro

y una ballesta de palo.

Las juras eran tan recias

que al buen rey ponen espanto.

- Villanos te maten, rey, 

villanos, que no hidalgos;

abarcas traigan calzadas,

que no zapatos con lazo;

traigan capas aguaderas,

no capuces ni tabardos;

con camisones de estopa,

no de holanda ni labrados; 

cabalguen en sendas burras,

que no en mulas ni en caballos,

las riendas traigan de cuerda,

no de cueros fogueados;

mátente por las aradas,

no en camino ni en poblado;

con cuchillos cachicuernos,

no con puñales dorados;

sáquente el corazón vivo,

por el derecho costado,

si no dices la verdad

de lo que te es preguntado:

si tú fuiste o consentiste

en la muerte de tu hermano.

Las juras eran tan fuertes

que el rey no las ha otorgado.

Allí habló un caballero

de los suyos más privado:

- Haced la jura, buen rey,

no tengáis de eso cuidado,

que nunca fue rey traidor,

ni Papa descomulgado.

Jura entonces el buen rey

que en tal nunca se ha hallado.

Después habla contra el Cid

malamente y enojado:

- Mucho me aprietas, Rodrigo,

Cid, muy mal me has conjurado,

más si hoy me tomas la jura,

después besarás mi mano.

- Aqueso será, buen rey,

como fuer galardonado,

porque allá en cualquier tierra

dan sueldo a los hijosdalgo.

- ¡Vete de mies tierras, Cid,

mal caballero probado,

y no me entres más en ellas,

desde este día en un año!

- Que me place - dijo el Cid -.

que me place de buen grado,

por ser la primera cosa

que mandas en tu reinado.

Tú me destierras por uno,

yo me destierro por cuatro.

Ya se partía el buen Cid

sin al rey besar la mano;

ya se parte de sus tierras,

de Vivar y sus palaciso:

las puertas deja cerradas,

los alamudes echados,

las cadenas deja llenas

de podencos y de galgso;

sólo lleva sus halcones,

los pollos y los mudados.

Con él iban los trescientos 

caballeros hijosdalgo;

los unos iban a mula

y los otros a caballo;

todos llevan lanza en puño,

con el hierro acicalado,

y llevan sendas adargas

con borlas de colorado.

Por una ribera arriba

al Cid van acompañando;

acompañándolo iban

mientras él iba cazando.

Aún a pesar de este mito, tan ampliamente extendido y difundido, este jamás ocurrió, pero sí fue quizás una licencia artística y literaria sobre la lealtad y fidelidad de un noble como Rodrigo Díaz de Vivar - concepción germánica medieval de que el caballero andante, el noble, ha de plegarse siempre a lo que su amo diga - hacia Sancho II de Castilla, hermano de Alfonso VI de León y al que le correspondió el Reino de Castilla tras la partición que su padre Fernando I de León hizo de los distintos reinos. Sancho era el primogénito y le correspondió el Reino de Castilla, creado por su padre, y las parias ssobre el reino taifa de Zaragoza; Alfonso recibió como herencia y al ser el segundogénito varón el Reino de León, la zona más prestigiosa e histórica hasta entonces, sumado a las parias de la taifa toledana; a García el nuevo Reino de Galicia creado por las tierras gallegas que comprendían la actual región de Galicia, el norte de Portugal y hasta los tributos de los reinos taifas de Badajoz y Sevilla; y a Urraca y Elvira, a condición de que no contrajeran matrimonio, les hizo heredar el infantazgo, una institución que se había creado en el siglo X para las hijas solteras y que tenía como objeto el cuidado de monasterios y otros edificios u objetos de valor que recibieran en herencia. El orden de los hermanos en edad era el siguiente: Urraca, Sancho, Elvira, Alfonso y García.

Sobre la famosa Jura de Santa Gadea, más que cualquier reflexión literaria, cabe hacer una reflexión histórica. Pudo no haber existido una única "Jura de Santa Gadea", ni tanta epicidad de la que se dotó, pues era una práctica muy común entre los nobles, los caballeros y los hidalgos (recordemos que los hidalgos no eran nobles venidos a menos, ni unos "trepas" como tan vergonzosamente se ha querido señalar, sino personas exentas del pago de determinadas obligaciones militares y a las que, por requerimiento real ante una eventual campaña militar, se les confería el derecho de portar armas), los cuáles - y cómo dice acertadamente nuestro refranero castellano - "podían hacer de su capa un sayo si lo deseaban". Privilegios por haberse destacado en campañas militares junto a su señor, por su valentía en el campo de batalla contra los mahometanos u otros enemigos de la Corona y por haber encabezado las Repoblaciones de los terrenos ganados a los moros, privilegios que jamás tenían fin y que amenazaban seriamente al poder real. Es por eso, que aunque estuvieran bastante protegidos y pudieran hacer tambalear monarquías enteras por "crear" Estados dentro de los Estados, cualquier pretexto era bueno para utilizar contra ellos una fórmula que hasta la llegada de las "Siete Partidas" de Alfonso X no se reformó, y era la del destierro. Irónico es que en estas "Siete Partidas", una recopilación de toda jurisprudencia hasta el momento y que venía a completar el "Ordenamiento de Nájera" - fue el hijo de Alfonso VI, Alfonso VI en 1137 quién promulgó este Ordenamiento, siendo el primer Código escrito medieval - para no conceder tanta importancia al estamento nobiliario y que le granjeó enemistades hasta con sus propios hermanos y que coleó durante el reinado de su hijo Alfonso XI, quién promulgó el "Ordenamiento de Alcalá" en 1348, se revocara toda posibilidad de destierro.

Hasta ahora se nos ha hablado del honor de un caballero andante como El Cid, expulsado "ipso facto" por haber hecho jurar a Alfonso VI que él no estaba implicado en el asesinato - en el vil asesinato - de su hermano durante el Cerco de Zamora, producido en el zamorano Portillo de la Lealtad, un espacio que era propiedad de la hermana Urraca, merced a las labores que le estaban emparejadas por ostentar el infantazgo, y a la que también se le imputó el haber tenido algún mínimo involucramiento en un asesinato materializado por otro noble como lo era Vellido Dolfos, a quién se refieren en otras transcripciones como Bellido Dolfos o Vellido Adolfo, cuando la realidad era otra, no tan distinta, pero otra sin tanto tono épico. Don Rodrigo Díaz de Vivar no era un infanzón bien avenido, venía de una familia noble de alta alcurnia leonesa y, de hecho, su mujer, Jimena Díaz, era prima de Alfonso VI, como tantos y tantos mitos que rodean a este 'campidoctor' (docto en el campo de batalla) que siempre juró fidelidad al Rey al que esta entrada va dedicada. 

No obstante, aunque a Alfonso VI se le quiera ensombrecer por un asesinato en el que no tuvo apenas implicación, este se destacó por una doble misión: con la conquista de la ciudad de Toledo en 1085, aumentó de la frontera meridional de su reino desde el río Duero hasta el río Tajo; y, conseguir que el Reino de Castilla y las "tierras españolas" pasaran de ser "lugares de moros que no merecían la pena" a "zonas que merecían una reconquista, una santa cruzada" y digna de ser romanizada, sustituyéndose incluso el rito mozárabe por el romano a la hora de dar misas, en una maniobra que Pedro Voltes Bou explicó acertadamente en su libro Historia Inaudita de España, y que se aplicó por su homólogo navarro Sancho Ramírez de Navarra, quién también era pariente de Alfonso VI.

Y, si antes se hablaba del supuesto origen infanzón y bien avenido del famoso Cid Campeador, fue precisamente Alfonso VI quién si tenía ese origen, pues 'infanzón' iba definido a los 'segundones' de una familia de alta nobleza como lo era el caso de este monarca y del que ya nos hemos extendido con anterioridad a la hora de hablar del reparto real. Tenía sangre navarra y castellana, siendo infante leonés, hijo del rey el gran reino de León, Fernando I, quién desgajó de ese gran reino a Castilla y Galicia para dársela a los otros dos hijos varones, que a su vez era hijo de Sancho el Mayor, rey de Pamplona y la condesa Muniadona Sánchez - Munia -; mientras que su madre se trataba de la infanta leonesa doña Sancha, heredera del reino leonés tras el deceso en 1037 de su hermano, Vermudo III, quién si era - efectivamente - el rey de León, y que hizo que, el matrimonio de Fernando I y de Doña Sancha, tuviera la consideración de "matrimonio regio".

No se puede precisar exactamente su fecha de nacimiento, ni su lugar, algo muy común entre los dirigentes de la Alta Edad Media, teniendo unas someras referencias a través de la Primera crónica de Sahagún, firmada por un testigo presencial en directo de su muerte - que si está documentada con mucho tino para el día 30 de mayo de 1109 - que hace una expresa mención a una edad de "sesenta y dos annos" del rey fallecido y el "quarenta y quatro annos de su reino" (accedió al poder tras la muerte de su padre el día 27 de diciembre de 1065), estableciéndose que probablemente naciera entre el 1 de junio de 1047 y el 30 de mayo de 1048. Esta teoría mentada es la que cobra más sentido por la documentación directa e inmediata de la que constaba, pero también se ha venido estableciendo su nacimiento entre 1040 o 1041, por hipótesis de que la accesión al trono leonés en 1065 pillaría demasiado joven e inexperienciado al nuevo monarca. En lo que respecta a su infancia e adolescencia, los únicos datos se extraen de la Historia Silense, donde se menciona que su hermana mayor Urraca lo trataba como una madre a su hijo y el sumo interés que su padre Fernando I tenía en que se experienciaran tanto en el "trivium et quadrivium", las conocidas como siete artes liberales contrapuestas a las artes serviles como los oficios o las mecánicas.

Después de haber entrado en materia con el lío sucesorio que acabó por repartir entre los tres hermanos varones el reino de Fernando I, se observa como entre los hermanos varones había una paz que duró hasta la muerte de su madre, la reina doña Sancha en el día 7 de noviembre del 1067. Fallecida la madre, las hostilidades entre los hermanos se recrudecieron, destacando las batallas de Llantada (Palencia) el 16 de julio de 1068 y, la definitiva, la Batalla de Golpejera (Palencia) el 18 de enero de 1072, ambas con victoria 'sanchista' a la 'alfonsina', provocando en esta última que el rey leonés se exiliara al reino moro de Toledo. A destacar que en la victoria castellana en la palentina localidad de Golpejera, el Cid Campeador ocupó un puesto preponderante en las tropas castellanas, reconocido por arrojo y demostrando fidelidad a su señor Sancho, fue tan abultada y sonada la derrota leonesa, que aquello dejó un poso de resentimiento en Alfonso y Urraca, que pudo haber sido el desencadenante de lo urdido durante el Cerco de Zamora. Aparte de los conflictos entre Sancho y Alfonso, existió entre medias - en 1071 - una eventual alianza que les llevó a apresar a García para apoderarse de Galicia y desterrando al varón benjamín a Sevilla.

Finalmente, y tras el asesinato de Sancho - quién había conseguido reconstruir el reino de su padre en 1072 -, se convocó una curia - asamblea extraordinaria - del reino en León, siendo aclamado como rey del territorio homónimo, y a su vez también de Castilla y de Galicia, regresando también el desterrado García a este último territorio, pretendiendo ser aclamado como Rey, para acabar finalmente apresado por su hermano Alfonso el día 13 de febrero de 1073, recluido en el castillo de Luna (León) hasta su fallecimiento el 22 de marzo de 1090, lo que acabó por confirmar la hegemonía alfonsina, dando los remates finales a la obra constructora de su hermano, reunificando por segunda vez el gran reino leonés.

Una muerte imprevista como la de Sancho García IV de Navarra el 4 de junio de 1076, concedió la ocasión a Alfonso VI para extender las fronteras de su reino por la totalidad del condado de Castilla, por La Rioja, por toda Vizcaya, por la mayor parte de Guipúzcoa e incluso por parte de Navarra, recibiendo en su haber un territorio con extensión desde el Atlántico hasta orillas del río Ega en Navarra y el Urumea en Guipúzcoa, siendo este reino con capitalidad en León, un robusto territorio, con una no menos robusta administración, que se enfrentaba a musulmanes divididos en una veintena de reinos taifas, con frecuentes hostilidades entre sí, y de los cuáles los más poderosos eran los de Zaragoza, Toledo, Badajoz, Sevilla y Granada. 

Aunque en un principio, Alfonso quería seguir la política de su padre, de que estos territorios le rindieran tributo - las conocidas como parias -, la muerte del rey de Toledo, al-Ma'mün, el día 28 de junio de 1075, precipitó los acontecimientos que forzaron a una nueva política expansionista, que comenzó con la ocupación de importantes fortalezas en su interior.

Se reconquistó Toledo el día 6 de mayo de 1085, convirtiéndose esta victoria en un hecho decisivo para el definitivo avance de la Reconquista, un definitivo espoleo para seguir en la pomada y que permitía firmar alianzas con los demás reinos cristianos peninsulares para derrotar al islam, y sobretodo, la ganancia de notoriedad internacional. El rival alfonsino sería ahora el caudillo almorávide Yusuf b. Tasufn, quién había acabado de someter Ceuta en agosto de 1084. Este caudillo almorávide derrotaría al ejército alfonsino el 23 de octubre de 1086 en el campo de Sagrajas, unos kilómetros al norte de Badajoz, siendo la primera derrota en campaña que las tropas del Rey de León sufrían desde el año 1008. Aquí, pareció acabar la expansión leonesa, frente a unos territorios musulmanes que seguían divididos, pero la conservación de la línea defensiva del Tajo con Toledo y Talavera como bastiones inexpugnables está en su haber como éxito.

Regresaría Yusuf a España en 1088, dirigiendo sus esfuerzos a tomar el castillo de Aledo, no muy lejos de la población murciana de Lorca, desde donde una guarnición cristiana incursionaba una buena parte de las tierras levantinas, hasta que Alfonso VI logró forzar el cese del asedio y la retirada del emir africano, quién culparía del fracaso a las rencillas y a la poca decisión de los taifas. El emir Yusuf quería 'unificar' las taifas andalusíes, deponiendo a todos sus dirigentes, a excepción del de Zaragoza, protegido por la presencia de Rodrigo Díaz de Vivar en Valencia. El emir, regresaría por cuarta vez a España en 1097, dirigiendo sus fuerzas contra Toledo, resultando infructuoso para los intereses mahometanos y beneficioso para las tropas leonesas, aún a pesar de la grave derrota de los ejércitos de Alfonso VI en Consuegra el 15 de agosto de 1097, donde fallecería el joven Diego Rodríguez, único hijo varón del Cid Campeador, enviado por este tras su reconciliación.

Sobrino del Cid Campeador era Álvar Fáñez quién sufrió una aplastante derrota a manos del ejército almorávide del hijo de Yusuf, Muhammad b. Aisa, en tierras de Cuenca, mientras se encargaba de defender las tierras de Alarcón, Cuenca, Huete, Uclés y Santaver, las denominadas como "tierras de Álvar Fáñez", aunque no perdería ninguna tierra alguna, pues los musulmanes se retiraron tras incursionar violentamente en aquellas tierras, aunque el amargo sabor del descalabro no fue exclusivo del mentado magnate castellano, sino que también se hizo extensible los dos yernos borgoñeses de Alfonso VI, don Ramón (en 1094, cuando los almorávides ocuparon las ciudades de Lisboa y Sintra) y don Enrique (derrotado en el 1100 a la altura de Malagón), a quién el rey leonés encomendó los gobiernos de Galicia y Portugal respectivamente. Pero la peor derrota de los ejércitos alfonsinos a manos de las huestes africanas se produciría el día 29 de mayo de 1108 en los campos próximos a Uclés (Cuenca), falleciendo el único hijo varón del rey leonés, el infante Sancho, todavía adolescente y a quién su padre encomendó la dirección del frente de Toledo mientras él se retiraba a León. Esta derrota en Uclés desencadenó la pérdida de las tierras de Cuenca y la mayor parte de Guadalajara, compartiendo junto al Cid Campeador, la pérdida de sus únicos hijos varones, lozanos en la vida, a manos de los almorávides. 

Mientras las tropas alfonsinas sufrían derrotas, las tropas del Campeador aliadas a las de Pedro I de Aragón, cortaban la retirada del emir derrotado Abu Abdallah Muhammed Tasufn en Gandía. La muerte del Cid Campeador el 10 de julio de 1099, a cinco días de la entrada de la entrada de los cruzados a Jerusalén, hizo que el señorío sobre Valencia y su comarca fueran heredados por su viuda, doña Jimena, que los perdería a mediados del año 1101 a manos del general lamtuní Muhammad al-Mazdali. El socorro que Doña Jimena pidió en 1102 a las tropas alfonsinas, hizo que este no dudara ni un instante en acudir, aunque sopesando la lejanía de tierras valencianas respecto de Castilla, exigió la evacuación de la ciudad valenciana el 5 de mayo de 1102 y el retorno a Castilla de su ejército y lo que quedaba del 'cidiano'. 

Las merindades fueron la gran novedad de un rey que logró ampliar su territorio por zonas indómitas y páramos agrestes, aparte de destacar los consejos ciudadanos de villa y tierra las dos Extremaduras: la Castellana con las tierras de Soria, Segovia y Ávila, y la Leonesa con comarcas salmantinas, destacándose esta jerarquía entre autoridades de la villa: juez, alcaldes y sayón, elegidas por el propio consejo. Estos territorios vacíos comprendíam más de 100 kilómetros cuadrados despoblados, repoblándose las importantes ciudades de Salamanca, Ávila y Segovia, participando Don Ramón de Borgoña, en 1092, tras el matrimonio con doña Urraca, hija del rey Alfonso.

La grandísima autonomía de los concejos era gubernativa, judicial, económica e incluso militar, ya que los hombres del concejo acudína a la guerra a llamamiento del Rey, pero bajo la enseña del concejo y las órdenes inmediatas de su adalid, del que era el jefe de la milicia concejil. En Toledo, se encontró con la peculiaridad de tres gruesos cristianos como los mozárabes o cristianos enraizados que resistieron bajo la dominación musulmana (dimníes mínimamente tolerados a cambio de pagar un tributo), los castellanos (repobladores cristianos llegados del norte del Duero) y los francos (todos aquellos llegados del otro lado de los Pirineos). Los musulmanes acabarían por abandonar la ciudad toledana, conforme iban viendo con optimismo las campañas almorávides. Según Rodrigo Jiménez de Rada - eclesiástico, dirigente y destacado militar durante las campañas castellana de Requena - en su Crónica la ingente labor repobladora y organizativa de Alfonso VI llevó a incorporar a su reino las poblaciones de Toledo, Medinaceli, Talavera, Coimbra, Ávila, Segovia, Salamanca, Sepúlveda, Coria, Coca, Cuéllar, Íscar, Medina del Campo, Canales, Olmos, Olmedo, Madrid, Atienza, Riba de Santiuste, Osma con Río Pedro, Berlanga, Mora, Escalona, Hita, Consuegra, Maqueda y Buitrago. 

El aperturismo castellano como un país más de la cristiandad europea se manifiesta con el Camino de Santiago, especialmente tras la construcción de la Catedral de Santiago en 1075, auspiciada por Alfonso VI, en Castilla, León y Galicia, quiénes junto a Sancho Ramírez en Pamplona y Aragón, desarrollaron una decidida labor por mejorar el tránsito de los peregrinos, creando hospitales, nuevas devociones, fiestas religiosas y advocaciones de santos, permitiendo además que de todas partes de Europa entrasen todas las corrientes literarias, tanto épicas como literarias, y produciéndose la aparición (y consolidación) de la arquitectura y escultura románica, estableciéndose grupos de francos que reanimaron el comercio y la industria artesanal.

Fallecería el rey Alfonso con un grave problema sucesorio, un marido para su hija Urraca, con dos variantes: el conde castellano Gómez González y la del rey vecino Alfonso el Batallador, rey de Navarra y Aragón, que acabaría reinando como Alfonso VII y también con el título de "Imperator Totius Hispaniæ", quizá con la ilusión, una de tantas en la historia de los reinos cristianos peninsulares de buscar la unificación y la reconquista de la Hispania visigótica, una "restauratio imperii" como la de los bizantinos a la española.

Dedico esta entrada a amigos míos de toda la vida como los hermanos Mira Roch (D. Carlos y D. Borja), D. Alberto Martínez Arribas, D. Pablo Armero Navarro, D. Práxedes Gil-Orozco Ramos, D. Julio Ochando García y D. Enrique Armero Navarro; a los que con ellos me une una especial amistad basada en la afinidad ideológica y de aficiones como D. Alejandro Monterde Martínez o D. Carlos Marín Guzmán; a estrechos colaboradores de la bitácora como Dª Ana Roda; a profesores que tuve en Requena y me animaron en este proyecto como D. Víctor Manuel Galán Tendero, D. César Jordà Sánchez (también a su padre DEP y a su hermano Javier), Dª Lola Arribas Pérez o D. Andrés Castillo Juárez; a mis primos carnales y que son casi como hermanos, especialmente a D. Pedro, D. Lorenzo, Dª Selena y D. Francisco; y también, a gente que - aún en la distancia virtual - apoya este proyecto como D. Iván Vela Campos (Quintanar de la Orden), D. Vicente Rausell Descó (Pobla de Valbona) y D. Pablo Suárez Méndez (Gijón). A todos ellos, les doy gracias por apoyar mi proyecto y por animarme a ser mejor cada día. Porque ellos tienen la mentalidad imperial de Alfonso VI y su yerno Alfonso VII el Batallador. 

Aprovecho para decir que se busca algún colaborador puntual que quiera hacer alguna mención en mi bitácora, que yo tendré a bien el transmitirla y mencionar nombre del interesado.



—- Javier Ramos Beltrán, a 25 de Agosto de 2.020 (después de diez días recopilando información en diversas fuentes para la entrada) —-

- Bibliografía: Biografía de Alfonso VI. (fuente primaria y recopilación)

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