sábado, 27 de febrero de 2021

El ataque de la suciedad antiestética

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No hubo más motivo de orgullo en el aciago 2020 para mí, que el acudir a la manifestación agrícola del día 14 de febrero del 2020 en Valencia. Manifestación calificada de alto riesgo desde el Ayuntamiento de Valencia y desde la GVA. Una manifestación pacífica en la que sólo hubo tractores, coches, humildes agricultores con azadas y corbellas, y lo mejor y más granado de nuestro campo, protestando contra la depreciación, contra los intermediarios crapulosos que se enriquecen a costa del sudor, las lágrimas, los callos y el sufrimiento del noble agricultor, un agricultor que fundamenta su nobleza en callos y sabañones. Y fue una manifestación sin ninguna algarada violenta, sin provocaciones, sin amenazas, sin destrozos, sin agresiones... Igualito a lo ocurrido en las manifestaciones por ese «grandísimo» artista que es Pablo Hasel.

La suciedad antiestética e inmoral no se muestra únicamente en la fealdad, sino en el carácter decrépito, holgazán, envidioso e inmaduro de quién la porta. Se muestra también en esos comportamientos que demuestran que la finísima línea entre el incivilizado orangután y el supuesto humano civilizado, el «zoon politikón», no es más que eso, una finísima línea.

Ardieron las calles - intento que esta sea una expresión figurada y no creer que haya podido pasar de verdad - no para protestar por un sistema injusto que ha destrozado a Montesquieu y la separación de poderes, sino para defender a un rapsoda mediocre y millonario, hijo de un crapuloso, que a su vez era hijo de otro crapuloso enriquecido durante el franquismo y que han participado en ese clasismo institucionalizado y sistemático que es el separatismo catalán. 

En ocasiones, me gustaría entender que puede pasar por las cabezas de los ideólogos de esas manifestaciones, aunque quizá, sabiendo que son los niños de papá consentidos que nunca responden por las maldades que hacen, ya nos podemos imaginar lo que por esas cabezas pasan.

Mientras en Europa va destrozándose su patrimonio cultural e histórico, su tradición y todo lo que hemos sido, a fin de buscar la subversión cultural e ideológica, y la homogeneización como si fuésemos borregos no pensantes, y mientras vemos atropellos contra señores mayores que dieron la vida por las futuras generaciones, aquí en España, país donde se conculcan derechos y no va a la zaga de otros países europeos en los que a destrucción de patrimonio material e inmaterial respecta, sólo se sale para defender al haragán. Defended al pobre hombre agredido en Linares por un energúmeno pederasta y borracho, defended a los sanitarios, que ya no pueden dar más de sí ante vuestros desmanes, defended a los maestros, defended a los comerciantes... defendednos a los agricultores.

Los mismos que se apuntan un tanto heroico por salir a manifestarse por un cerdo mediocre y haragán en este enfermo y decadente país donde se ve a la noche a las mesalinas y a los sátiros ponerse mutuamente la cornamenta, son los mismos que criminalizaron las manifestaciones agrícolas y son los mismos que consideran facha y rancio todo tipo de manifestación cultural.


*Javier Ramos Beltrán, a 27 de febrero de 2021*

viernes, 5 de febrero de 2021

21 años. 4 años de Cultura Hespéride.

Oficialmente, el cuarto aniversario de "Cultura Hespéride" será el 30 de junio. Fue ese día, cuando yo, todavía estudiante de Bachiller - y ya estoy en Tercero de Carrera, cuanto ha llovido - decidí apuntalar una labor que yo llevaba tiempo haciendo, como lo era la divulgación cultural, y acercar al pueblo y a todos aquellos que lo deseasen, algo tan noble para el alma y el espíritu como todo tipo de manifestaciones culturales.

Hoy, es el día de mi vigesimoprimer cumpleaños, y yo, como otros tantos de nuestra generación, nos encontramos por primera vez en mucho tiempo con unas dificultades nunca antes vistas en un país del primer mundo - o al menos, España, supuestamente lo es -. Con unas dificultades que sí vivieron nuestros bisabuelos y tatarabuelos con la pandemia de gripe de 1918 en el ámbito sanitario y como sí vivieron nuestros abuelos con la cruenta Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias posbélicas de ambos enfrentamientos.

Quizá la situación no sea tan dramática, quizá de aquí salgamos sin vivir en la pobreza - y Dios quiera que sea así -, pero desde luego, acabemos como acabemos, moralmente, estamos legando una sociedad peor de la que nos legaron nuestros padres y abuelos. No sé si yo y otros tantos con los que me junto y hablo seremos las excepciones que confirman la regla, pero muchos jóvenes de hoy en día, han crecido entre algodones - y eso es perfecto -, pero no les han inculcado que es lo que hay que hacer para llegar hasta esos algodones, hasta esas cunas de oro, hasta esos bienes materiales, que deberían ser las hojuelas de la miel de los valores familiares. Sería bastante peliculero si dijera que yo he vivido en carestías, cuando, objetivamente, he vivido mejor de lo que vivió mi padre y, por supuesto, mejor de lo que vivió mi abuelo. Y aunque yo tuviese los caprichos que quisiese, jamás fui un niño mimado, ni caprichoso, ni sentía especial pretensión por algo más allá de por la cultura o por el campo. No. Y tampoco es cuestión de atizar a otros, pero la cosa es así.

Quiénes me conocen, saben que yo esperaba que viniese mi cumpleaños, no por las multitudinarias fiestas que jamás me hicieron - y tampoco pretendí - ni por los exuberantes regalos que me hiciesen - y me hacían regalos normalillos -, sino por poder ir al Museo del Prado. En mi cumpleaños o en vísperas. Y así fue hasta los doce años. Cuando falleció mi abuelo Ramón en enero del 2013 - un mes antes de que yo cumpliese los años - aquella tradición se paró, aunque pude seguir yendo durante veranos y otoños a ver la más inmensa, excelsa e imperial pinacoteca del mundo. Y así me educaron, me educaron en cultura, me educaron en trabajo duro y me educaron en amor.

Mis deseos para cuando acabe esta pandemia es que podamos salir con una mejor calidad humana, que se siga divulgando cultura en condiciones y que no haya nada que coarte nuestra libertad. Yo cambiaré y mejoraré en la medida de lo posible, no quiero entrometerme en los personalismos y circunstancias de cada individuo, algunos, ya han sustituido la cruz - da igual cristiana, que celta - por la que muchos de nuestros compatriotas europeos dieron la vida por la T del consumismo y del capitalismo, aunque, eso sí, trabajamos los de siempre. "Nosotros somos nosotros y nuestras circunstancias".

Muchas gracias a todos los que me acompañaron a lo largo de estos veintiún años de vida. Muchas gracias a todos ellos, porque espero seguir contando con su amistad, su calor y su buen trato en este largo trayecto que es la vida.

Lo que puedo decir, es que yo no me críe con caprichos, me críe para ser un hombre de bien, que amase a su Familia y que diese la vida por lo suyo. Al fin y al cabo, eso es la naturaleza de los hombres de bien.

JAVIER RAMOS BELTRÁN, A 5 DE FEBRERO DE 2021

En homenaje de mi querida abuela Luz

Tal día como hoy, hace 91 años, nació mi querida abuela, Dª María Luz García Arenas, fallecida hace ocho meses, el día 1 de abril de 2022. H...