martes, 25 de julio de 2017

El Apóstol Matamoros y su origen. La verdad y los mitos detrás del santo.


¿Por qué esta veneración? ¿Por qué un nombre tan "molón", como diríamos hoy día los jóvenes, para un santo que es patrón de nuestra patria?
Santiago el Mayor o Jacobo el Zebedeo (de ahí las derivaciones que vendrían de Yacob como Jaime, Yago, Diego...) era uno de los doce discípulos de Jesús, y si se le llama El Mayor, era para diferenciarlo de su tocayo Santiago, quién también era uno de los doce discípulos, también conocido como el de Alfeo.
Él y su familia recibieron de Jesús, el apodo de "boanerges", que significa, según Mateo el Evangelista, "Hijos del Trueno". Y todo porque él y su hermano Juan pidieron la destrucción de una ciudad de samaritanos. Además, fue uno de los discípulos privilegiados, ya que fue de los primeros que recibió la llamada de Jesucristo, y cuando este, después de haber resucitado, hizo su último milagro en el Lago Tiberíades.
La leyenda cuenta que alrededor del año 40 d.C., después de haber sido enviado siete años antes a la Península Ibérica para expandir la palabra del Señor, se le apareció la Virgen María en un pilar de un edificio en la ciudad de Caesar Augusta (hoy día, la ciudad de Zaragoza). Si nos remitimos a la tradición cristiana, la Virgen María, todavía en cuerpo presente y mucho antes de su Asunción, dejó como testimonio de su visita una columna de jaspe, que se conoció como "El Pilar". Además, con Santiago viajaron siete discípulos, ordenados obispos por San Pedro y conocidos como los siete Varones apostólicos, a quiénes se les sitúan como acompañantes del Apóstol durante la aparición.
La aparición de María se debe, a que antes de su muerte, le rogó a su hijo estar rodeada de todos los Apóstoles. Al encontrarse dispersos, ella se les apareció a todos ellos en los lugares que se encontraban.
Sigue siendo un misterio, de quién era el cuerpo que el ermitaño Pelayo encontró en 813, en tiempos del rey Alfonso II de Asturias. Santiago fue decapitado y en esa tumba, se encontró a un hombre con la cabeza sujeta bajo el brazo. Alfonso II ordenó construir una iglesia encima del cementerio (compositum), la que es hoy día, la famosa Catedral de Santiago de Compostela.
Y es un misterio, porque se le atribuyen esos restos al obispo gallego Prisciliano, quién fue ejecutado por herejía ya con el cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, quién también fue decapitado. De hecho, las primeras peregrinaciones al noroeste de España no se produjeron con el fenómeno de Santiago, sino para honrar a Prisciliano, quién además era un héroe de masas para muchos cristianos. 
Según la leyenda, los restos de Santiago cruzaron el Mediterráneo desde Jerusalén, para después bordear el Atlántico y llegar a Galicia donde fueron depositados. 
Pero por lo que es un patrón y un héroe, es por ser punta de lanza contra la morisma. Yo jamás criticaré las apariciones espirituales, y yo que soy científico, pero no cientifista, todo esto escapa a mi conocimiento, y algo así, es solo por la unión espiritual, una llamada de todo un grupo a la que acude su protector.
Y sí, la batalla de Clavijo jamás sucedió, pero si que sucedió que Ramiro I de Asturias fue uno de los más fervientes enemigos de la arabesca, ya que estos, demostrando desde los albores de los tiempos que no eran más que una banda de pervertidos malgastadores, recibían tributo de los reinos cristianos, hasta que el rey asturiano les cortó el grifo, por decirlo de alguna manera, al no pagar ningún tipo de tributo, ni siquiera ese infame tributo de las Cien Doncellas para que Abdelrramán II se divirtiera a costa del sufrimiento de inocente gente. Por eso mismo, y para demostrarle quién mandaba, se dirigieron a una batalla, y además estando ínfimos en número, contra la arabesca, comandada por Abdelrramán II. Siendo inferiores en número y rodeados en el valle de Nájera, tuvieron que refugiarse en el Monasterio de Clavijo, donde Ramiro tuvo la aparición de Santiago, quién le confió que aparecería en la batalla montado a lomos de un caballo blanco. Finalmente, los castellanos lograron vencer.
Se llama la Batalla de Clavijo, porque en esa ciudad riojana se establecía la sede de operaciones de las tropas castellanas. Está situada en el Monte Laturce.
Al igual que aquí en Requena con la aparición de San Julián, hay más de fantasía que de realidad, pero solo un poquito más, pues una vez más, vemos como la realidad siempre tiene algo de fantasioso. Esa batalla en realidad se refiere a las dos de Albelda de Iregua, fechadas en el 853 y en el 859.
A partir de entonces, el Santiago que vemos, ya no es solo un apóstol con la concha, sino a un caballero luchador y aguerrido montado a lomos de un corcel blanco imbatible e impasible y portando una inmaculada Cruz que casa con su valores, que son los mismos que los de España.
Y veremos también como se procede a una rutinaria peregrinación desde distintos puntos de Europa hacia Santiago, una de las peregrinaciones más reconocidas, y que además hizo que se promulgara una bula en el año 1177, recogiendo una orden de Inocencio III (fallecido mucho antes de la proclamación de esta bula) en la que si el 25 de julio caía en domingo, los peregrinos que hubieran ido a Santiago, recibirían los mismos dones que si peregrinaran a Roma. 
El camino jacobeo es una de las mayores peregrinaciones católicas, más importante incluso que las que se hacían a Jerusalén. 
Por eso, hoy día de nuestro Apóstol, gritamos a viva voz: ¡Santiago y Cierra España!
Una vez más, veremos al apóstol montado sobre un corcel blanco, portando el estandarte de la inmortal España y derrotando a nuestros enemigos.

domingo, 16 de julio de 2017

La Cruzada Hispánica: 805 años


Hoy es el día de la Virgen del Carmen, que para algunos (incluido para mí), debería de ser patrona de España, sino sustituyendo a la del Pilar, compartiendo el patronazgo. Podría haber tres vírgenes patronas a la vez: Carmen, Pilar e Inmaculada. Ya este 8 de diciembre intentaré hablar del conocido Milagro de Empel.
Hoy, sin embargo se conmemora otra efeméride; la de la Batalla de las Navas de Tolosa, o por su concurrencia, la Cruzada Hispánica.
Ya hable en la entrada de las cruzadas, que esta batalla, y no solo por el apelativo que le dieron, puede considerarse una Cruzada, ya que por primera vez en mucho tiempo, los reinos hispánicos se unieron en coalición contra el invasor musulmán, el Papa llamó a la guerra y contó con voluntarios de todos los reinos cristianos (no solo de los hispánicos), tales como voluntarios franceses u occitanos, además de que entre los combatientes estaban ordenes militares.
Algunos han querido quitarle peso a la batalla, pero en realidad, lo que quieren es quitarle relevancia histórica. Es cierto que la conquista del valle del Guadalquivir no empezó hasta treinta años más tarde, pero solo Dios sabe lo que hubiera podido pasar si no se hubiera llegado a ganar esta batalla tan crucial, y más cuando en los últimos treinta años antes de la Batalla de las Navas de Tolosa, los castellanos habían sufrido duros reveses, como el año anterior en el Castillo de Salvatierra en la actual provincia de Ciudad Real, y que amenazaba a Toledo. 
Lo que si que digo, y esto puede ser constatado, es que fue crucial, y no solo para España, sino también para Europa. En el plano político y en el moral.
Al igual que Covadonga, Poitiers, o en menor escala, Simancas, esto fue un punto de inflexión, porque la arabesca estaba retomando posiciones y aún dominaba para abajo de Despeñaperros (que bien podría llamarse Despeñamoros). 
En el plano político, permitió agarrar por abajo (tanto geográficamente como metafóricamente) a los almohades y atarlos en corto. Durante los años siguientes, los reinos musulmanes para evitar su desaparición, tuvieron que pagar bastantes tributos a los reinos hispánicos. Esto permitió además la expansión de los reinos hispánicos más allá de la Península. Aragón desarrolló una talasocracia similar a la de los griegos, Castilla empezó a involucrarse en el cultivo de la zona mesetaria y sobretodo, a preparar de manera más profesional y concisa la Reconquista de Andalucía. Por no decir que para Portugal, con la Reconquista prácticamente acabada, ya desarrolló una independencia respecto a los reinos hispánicos que se iría concretando a lo largo del tiempo, y especialmente, en ser los primeros navegantes de Europa a través del Atlántico.
Sin embargo, si que hay que tener en cuenta, la exageración de las crónicas medievales, quiénes llegaron a inflar las cifras de voluntarios. Actualmente, la de las tropas cristianas se cifran alrededor de 40.000 y la de los musulmanes, en 30.000.
Lo que no tuvieron en cuenta, fue que caballeros ultramontanos (esto eran los voluntarios que venían de Occitania y Francia) abandonaron en medio de la batalla y este flanco defensivo tuvo que ser cerrado porque era atacado constantemente.
Los preparativos de la batalla se llevaban realizando desde 1211 y el punto clave fue Despeñaperros, un desfiladero que se encuentra en Santa Elena y que además conectaba La Meseta con Sierra Morena, por lo que aquí, a los que intentan quitarle relevancia, se muestra una vez más su importancia. Una zona estratégica y bastante difícil que podía quitar a los almohades una hegemonía en ese terreno, que por aquel entonces era bastante grande. Aparte de domar el territorio, conseguirían replegarse con éxito y evitar una nueva incursión de los almohades.
La batalla ha pasado también al imaginario popular, por la unión de España, y lo subrayo, porque mucho antes del matrimonio de los Reyes Católicos, España había estado unida, incluso antes de esta batalla, pero por primera vez, se dejaron atrás las cuitas entre los reinos hispánicos (como la ínclita Liga de Huesca en 1191 contra Alfonso VIII de Castilla), las rencillas de terrenos y el orgullo propio que evitaba una unión (especialmente por parte del Reino de Aragón). Y aquí estuvieron Alfonso VIII, rey de Castilla; Pedro II, rey de Aragón, y Sancho VI, rey de Navarra; quiénes durante la batalla ocuparon los puestos traseros junto a Rodrigo Jiménez de Rada.
De hecho, este último fue bastante importante, pues al margen de su papel como arzobispo de Toledo, supo gestionar bastante bien y de manera estratégica la paz que habían firmado los reinos cristianos, y aprovechando la bula de Inocencio III, hizo un ejercicio de información bastante bueno, pues propagó el llamamiento por todas partes, en una época donde los únicos medios de comunicación eran los juglares, las palomas mensajeras o los comerciantes, entre otras cosas. 
La batalla fue la unión definitiva de una España que se unía en su destino universal para derrotar a la peligrosa arabesca. Quién diga que esta batalla no fue importante, aparte de ser un inculto y un manipulador en la mayoría de ocasiones, también es un antiespañol empedernido y dado a adulterar la historia a su antojo, únicamente porque se siente mejor así.
En sí, el combate fue el típico medieval, sin ir a la defensiva y con escaramuzas previas. No marcó un antes y un después en el campo de batalla, pero la estrategia fue bastante buena.
 Y es que en mi opinión, al margen del suceso histórico, si ellos hubieran atacado Córdoba o alguna zona fuerte del norte de Andalucía, se los hubieran comido, porque eran zonas que estaban perfectamente defendidas, no obstante, atacar por un desfiladero imposible y por un accidente geográfico, que quién lo dominara (y no es ninguna exageración) tenía el norte de Andalucía para lo que fuera, fue una estrategia bastante buena. De hecho, en la zona de Jaén no estaban apostadas tropas castellanas, por lo que fue un mérito doble, por la movilización.
Esta imagen, cortesía de revistadehistoria.es, muestra la estrategia de la batalla. La formación castellana era claramente atacante y se procedía al contraataque desde las zonas más retrasadas, mientras que la formación musulmana era más defensiva y más desorganizada. No hace falta ver la disposición, ya que los castellanos atacaron de manera centrada e hicieron las incursiones cuando debían de hacerlo, en cambio, el ataque musulmán fue más expeditivo, hasta el punto de que atacaron de una manera que nada tenía que ver con su formación, ya que atacaron bastante a "lo loco" como se diría.
Sin embargo, el ataque "a lo loco" de los almohades, sirvió para generar la confusión y una gran pérdida entre las tropas castellanas, que solo pudo reparar Diego López II de Haro.
Llegada la tarde, y después de una situación de ataque moro y contraataque castellano, las caballerías aragonesas y navarras atacaron por los flancos, mientras la castellana lo hacía por el centro. Así pues, Alfonso VIII, pudo sacar a sus mejores hombres para acabar sembrando el terror en los almohades, que acabaron retirándose y con la toma del emplazamiento de An-Nasir por parte de las tropas cristianas y consiguiendo un cuantioso botín. El famoso pendón de las Navas fue adquirido posteriormente por San Fernando III cuando conquistó el valle del Guadalquivir a mediados del siglo XIII.

Sin nada más que decir: Feliz Día de la Virgen del Carmen y un sonoro Arriba España, simbolizando la unión de una nación.

domingo, 2 de julio de 2017

Loreto Gallego, el último de Filipinas



Espero que haya un ritmo regular con las entradas, pero si no es así, luego se explicarán las razones. 
Ahora me gustaría hablar de alguien que ha sido muy importante para la historia de Requena y de España, pero más que nada por participar en una gesta colectiva como fue la de resistir en Baler al empuje de los rebeldes durante casi un año (del 30 de junio de 1898 al 2 de junio e 1899).
Yo hablo muy bien de él, porque es una persona que le da lustre a Requena, que es un pueblo con una tranquilidad muy bien merecida, porque no ha tenido ningún suceso horrendo que la perturbe (Puerto Hurraco o Alcásser). Sin embargo, Loreto no fue un héroe propiamente dicho, no tuvo ninguna acción destacada, únicamente el izar la bandera cuando empezó el sitio y después, al terminar, arriarla, cargando este momento de un gran simbolismo, ya que era la última bandera del Imperio Español.
Pero no exagero nada, si digo que Gallego, es un hombre normal, de los que te encuentras por la calle. Que tendrías la misma impresión de él, si vivieras en 1890, en 1930 o en 2017, porque era alguien normal y corriente, de los que en su vida tienen estabilidad, y que además hizo el servicio militar y se fue de expedición, ¿qué mas se puede pedir?
Con Loreto Gallego, no solo realzamos un requenismo de bandera, sino la victoria del hombre normal, el verdadero Superman. Un tío que se fue a la otra punta del mundo, llamado por la corona de España y que aguantó ahí, fuerte y tieso, para evitar que la capilla de Baler fuera tomada por los rebeldes filipinos. Y ojo, fue a Filipinas, cuando anteriormente estaba en Cuba, vamos, una persona solícita completamente.
Cuando aquí, el viernes 3 de febrero de 2017, se hizo una conferencia, yo acudí. Todo el mundo se asombró de mi verbo y de como vanagloriaba a Loreto Gallego, incluso su bisnieta me saludó, y además me llevé una joyita de libro, publicada por Miguel Ángel López y Miguel Leiva, llamada "Los Últimos de Filipinas", que los escritores me dedicaron a mi abuela y a mí. En cuánto tenga tiempo, la leeré entera, pero por lo que estoy leyendo es interesante. Y además hubo otros 49 Loretos (pues después de la paz de Biak-na-Bato se redujo el número de guerrilleros de 400 a 50). De esos 49 Loretos, hubo unos cuántos que intentaron escurrir el bulto, otros fallecieron por el beri-beri... 
No obstante, Loreto, teniendo de caballo a su normalidad, no solo lidió con todo eso, sino que además informó a su superior Saturnino Martín Cerezo, de los que quisieron abandonar.
No fue un chivato, tan solo cumplía con su objetivo y su destino final, y posiblemente él, tuviera más sentimiento de hermandad que los que con la boquilla proclamaban a los cuatro vientos un inexistente patriotismo. 
Quizás sea por la exigua cantidad de resistentes y que era muy difícil encontrar a alguien allí, o por la normalidad, o por lo que sea, pero para mí, Loreto es un héroe.
Y si no fuera suficiente con eso, digamos que podría ser considerado casi como requenense-venturreño (igual que yo, pues mi padre es de Calderón y mi madre de la Venta). El nació el 10 de diciembre de 1877, en Los Cojos, una aldea que aunque pertenezca al término municipal de Requena, está a caballo entre este último término y la Venta. Esto quizás a alguno le descoloque, porque suena a auténtica majadería, pero hace años, una parte de Los Cojos (y una parte considerable, ojo), pertenecía a la Venta. No sabremos jamás si Gallego nació en esa parte, de hecho, aunque su nombre coincida con el de la virgen patrona de la Venta (sabrán ustedes que hay hombres que se llamaban Carmen, Montserrat o Guadalupe), lo es porque nació el 10 de diciembre, fecha en la que se conmemora su festividad.
Nada más volver a Los Cojos, se casó con su prometida Clementa Rodríguez Robledo, natural de la vecina aldea de Los Isidros (y que durante un breve paréntesis de tiempo, llegó a pertenecer a la Venta). 
El 11 de julio de 1905, recibió la plaza de conserje del Ayuntamiento de Requena. Quizás, él no se mereciera una distinción muy grande, pero habla bastante de su modestia, que fuera lo único que quisiera.
Además, su sueño era el de abrir una estanquería en Requena, sueño que finalmente cumplió. De hecho, cuando en la exposición hablaron de su vida después de volver de Filipinas, salió una foto de él en sus últimos años y mi abuela me dijo sorprendida: "Vaya, si a mí, ese señor me sonaba". 
Falleció el 30 de junio de 1941 en Requena, viviendo tranquilamente y ya jubilado de su puesto de conserje en el Ayuntamiento de Requena.
A día de hoy, Gallego tiene una calle dedicada en Requena, por la zona del Batanejo, la cuál se encuentra a las afueras de Requena, por donde empieza la carretera hacia Valencia. En Los Isidros, también tengo constancia que tiene una calle dedicada. No tiene un monumento, ni una plaza dedicada como el excelente agrónomo Rafael Janini; y muchos que reivindican la figura de Loreto Gallego como un héroe de Requena, luego son los mismos que alaban al bufón de Pablo Motos y no mueven un dedo, o sinceramente lo que piden cae en saco roto.
Mientras el héroe de Cascorro, el expósito Eloy Gonzalo, tiene una estatua en Madrid; Loreto Gallego, el superhombre normal, no tiene siquiera estatua en Requena, y bien podría hacerse una colecta para que fuera construida, y que su imagen e impronta no queden en el olvido.
Esta entrada va dedicada a su bisnieta María Ángeles, quién acudió a la conferencia, algo que jamás podré olvidar de ella, es que me aplaudió.

sábado, 1 de julio de 2017

Reconquista y Cruzadas. Verdades y mitos.

Pues nada, hoy empieza mi labor divulgativa, después de un día de parón y de reflexión, empezaré hablando de dos hitos que marcarían la Edad Media y la historia venidera. Me refiero a la Reconquista, que los reinos cristianos (más bien europeos) de la Península emprendieron contra los invasores árabes; y a su homóloga, las Cruzadas, que fue más multitudinaria y que podría considerarse como la primera coalición europea como Oriente, para recuperar los lugares de Tierra Santa que estaban en manos de judíos y de moros.
También importante para profundizar en estos temas, es que la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212, se consideró una "cruzada" (La Gran Cruzada Hispánica), debido a que contó con ordenes militares profesionalizadas del resto de Europa, aparte de voluntarios franceses, occitanos y portugueses, así mismo como una coalición de los reinos españoles (Castilla, Aragón y Navarra). Es más, Inocencio III, financió la campaña de Alfonso VIII y pidió encarecidamente a todos los reinos cristianos que actuaran. Además, su trascendencia era crucial, pues suponía desnivelar la balanza a favor de los reinos ibéricos, ya que entonces los almohades dominaban España del sur para arriba. Con esto, lo que intento decir, es que muchas veces esos conceptos, tan similares entre sí por su noble objetivo y contemporáneos, fueron de la mano y de hecho el término "cruzadas" es algo ambiguo, pues ha sido usado -mucho después de las guerras medievales (p.ej: nuestra Guerra Civil fue catalogada por el bando nacional como "cruzada nacional" y de hecho, técnicamente fue otra Reconquista).
En realidad, las primeras guerras que se mantuvieron en Occidente contra los árabes fueron tras la muerte de Mahoma en el 632, en el que sus seguidores se hicieron con prácticamente toda la Península Arábiga, Egipto y el norte de África, y además estuvieron a punto de tomar Constantinopla.
Su invasión a Europa es contemporánea de una era en la que nuestro continente estaba buscando encontrarse y volver a la senda de grandeza de años pretéritos. Europa en aquellos momentos estaba deshecha y en las naciones únicamente había guerras civiles, pues la identidad nacional de muchos pueblos estaba forjándose.
Cuando los moros entraron aquí en España en el 711, en nuestro país imperaba un guerracivilismo constante. La monarquía no era hereditaria en muchos casos, es más, había traiciones familiares, incluso entre hermanos, para ver quién podía quedarse con el trono. No solo estaba el caso de San Hermenegildo, decapitado por su padre al convertirse al catolicismo, sino que durante los años posteriores al caso de aquel rey, nos encontrábamos con auténtica corrupción y traición. Citando a Pío Moa, nos encontramos con el hecho de que el primer (y probablemente único) rey visigodo que veló por una identidad nacional, por una soberanía reflejada en su país, más que la dicotomía señor dominante-vasallo, fue Leovigildo. Se podría decir, que muchos reyes cristianos posteriores intentaron recuperar la proposición unificadora de Leovigildo y que la identidad nacional se fue forjando por aquel entonces.
De hecho, podríamos considerar hasta la invasión mora de España en el 711 como una guerra civil, pues el conde de Ceuta, Don Julián, no era fiel al por aquel entonces rey Rodrigo, sino a su antecesor Witiza, y a él le interesaba descabalgar al rey, por lo que no dudó en apoyar a los invasores árabes.
Se ve que ya en la Edad Media, había políticos como los que abundan ahora; antioccidentales y maurófilos.
Después de la derrota en Guadalete, Rodrigo y su corte tuvieron que ir retrocediendo, haciendo que los moros conquistaran fácilmente los territorios norteños, muchas veces sin resistencia y otras veces mediante pactos.
Tan solo quedó aislada la zona del Cantábrico, que es de donde se empezó a articular la resistencia de otro rey godo Pelayo que quería recuperar terreno. La primera derrota musulmana en suelo europeo (que no occidental) fue la que les infligieron las tropas de Don Pelayo en Covadonga, dando el pistoletazo de salida a lo que sería una recuperación progresiva del terreno español.
La Reconquista no solo tiene a España y Portugal como puntos de referencia, sino que el Rosellón, también fue protagonista de otra derrota que le inflingieron a los moros en el 732. Las tropas de Carlos Martel repelieron al Califato Omeya y a los mercenarios bereberes, impidiendo así que pudieran avanzar más.
De hecho los puntos claves de la Reconquista (en la que también intervinieron los francos) serían Covadonga (722), Poitiers (732), Simancas (939) y Navas de Tolosa (1212). Batallas cruciales para evitar la dominación musulmana.
Sin embargo, la Reconquista no fue todo lo idílico que se esperaba. Es cierto, que tuvimos héroes que destrozaron por completo a las huestes moras o como generales temibles de la talla de Almanzor, acabaron bajo los suelos; o también como los vecinos de Simancas (Valladolid) en el 939, temiendo por sus vidas y defendiendo a sus familias fueron capaz de provocar un estrépito en las tropas del poderoso Abdelrramán III (quién por cierto, tenía muy poco de árabe, ya que era hijo de una esclava vasca y rubia). Pero también es cierto, que el ser mercenario estaba a la orden del día, que muchas veces hubo integración por conveniencia y que muchos reyes cristianos y soldados pagaban tributos a los moros, así como al revés, pues muchos reyes tenían mercenarios judíos y bereberes. 
Por poner un ejemplo, Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid", un héroe español, al que muy a mi pesar he de decir la verdad sobre él, y es que era un mercenario. Fue leal, pero no fiel. Es cierto que tuvo que sufrir un exilio y aguantar que a sus hijas las mancillaran para demostrar lealtad a Alfonso VI, como se la mostró a su hermano y antecesor, Sancho IV; pero muchas veces trabajó para emires, como el de Sevilla. Aunque El Cid, representaba lo característico del héroe germánico: un señor noble y leal, que sin embargo también era muy autónomo. Y así se demuestra cuando conquistó Valencia en 1094 y estableció un señorío independiente que duró hasta 1102 (tres años después de su muerte).
Era normal que se intentaran buscar pactos, no solo para que la influencia árabe mellara, sino para que también se consolidara el poder cristiano, sin embargo, lo que prevalecía era siempre el combate. Y dentro de la Reconquista, hubo guerras de poder entre los distintos reinos cristianos, que no dudaron muchas veces en traicionar su objetivo para ganar poder.
La Reconquista, más que una guerra, y estando puesta en mayúscula por mi parte, fue una etapa histórica, con paces periódicas y efímeras, pero que demostró muchas veces de lo que era capaz una comunidad nacional e histórica. Y de hecho, la identidad de España apareció entonces, ya no como un ente físico y burocrático, sino como un ente espiritual, al cuál había que acceder porque era el fin último, más allá de toda religión y que solo contemplaba a sus ancestros germánicos. Ya lo dijo el conde de Barcelona, Ramón Berenguer: "Cataluña es un reino de España". Y no le faltaba razón. La Reconquista es parte crucial de la historia de España y representó como siempre la típica lucha Occidente-Oriente desde los inicios de la civilización. Aún a pesar de que no todo fue un camino de rosas, de que no siempre se cortaron cabezas a los moros y de que no hubo muertes heroicas, se destaca el empeño de ciudadanos y de poblaciones enteras para repeler ataques sarracenos.
La Reconquista fue un cruzada a nivel nacional, pero que sin embargo supo servir de ejemplo a Europa y a la civilización occidental, porque les forjó una identidad que permanecía perdida con el tiempo y que supo aunar lo mejor de la sangre germánica y la latina.
Sin embargo, las Cruzadas, aún siendo un período histórico y siendo este un nombre para la historiografía, algo inexacto para relatar las guerras, más que él poner por bandera la identidad nacional, atendió muchas veces a intereses económicos (de hecho, en la Reconquista hubo batallas que se libraban por ese motivo y una gran infinitud de guerras son provocadas por este motivo). En las Cruzadas, si que hubo bastantes traiciones y mercenarios a raudales, incluso los principales objetivos de los templarios no eran los selyúcidas y zanguíes que hacían todo tipo de pillerías con las iglesias orientales y con sus ciudadanos europeos, sino sus hermanos de sangre noreuropeos solo por no convertirse al cristianismo. Las Cruzadas si que tuvieron bastante aspectos negativos, ya que no fueron siquiera occidentalistas, sino una excusa del Papado para que la mejor sangre europea fuera a morir para defender no ya su fe, sino su posición estratégica y comercial. El famoso grito "¡Deus Vult!", que era un clamor heróico y multitudinario, es lo único a lo que hoy día se asocian las Cruzadas. Una empresa que aunque sirvió para que Oriente supiera que sí a Occidente se le provocaba, este los aniquilaría hasta en su madriguera, acabó con una derrota estrepitosa de los cristianos a manos de los musulmanes, quiénes muchas veces hicieron lo que quisieron con nuestras tropas.
Incluso, muchos cruzados traicionaron sus ideales de ascetismo, honor y lealtad, por cobardía o simplemente porque fueron tentados por los perniciosos dirigentes árabes.
En las nueve campañas, solo una victoria fue para los cristianos, mientras que los moros ganaron seis, otra fue entre europeos mermando el territorio bizantino y otra acabó con tratados que fueron favorables para ambos bandos.
La Primera (1096-1099) acabó con victoria cristiana y con Occidente "partiendo el bacalao", y entre los 45 años del final de la Primera y el inicio de la Segunda, entraron en liza, las poderosas tropas vikingas de Sigurd I, también conocido como El Cruzado o El Peregrino de Jerusalén, ya que fue el primer rey que encabezó una cruzada. Sigurd I, merced al espíritu aventurero de su sangre nórdica, llegó hasta Santiago y hasta Lisboa, donde se hizo con riquezas y en esta última, logró someter a los árabes a su voluntad (al estilo de El Cid en Valencia), y algo importante para España como fue la conquista de Mallorca en una coalición entre Pisa y los condados de Cataluña en 1115.
Sin embargo, las sucesivas cruzadas no fueron un éxito para los cristianos. La Segunda, aunque se saldó con las conquistas de Lisboa, Tarragona y Almería, hizo que los almohades tuvieran una inusitada hegemonía tras la caída de los almorávides y que el Imperio Bizantino recelara de los templarios, pues estos se habían dedicado en Constantinopla a violar mujeres y a romper monumentos históricos en lugar de combatir. 
En la Tercera (1187-1191), los bizantinos y el Reino de Sicilia ya se pusieron del lado de los sarracenos, y Jerusalén siguió en manos musulmanas, lo cuál hizo de esta empresa un fracaso mucho mayor que el anterior.
La Cuarta (1198-1204) ya no fue una guerra entre cristianos y moros, sino ya entre los estados de la Europa Oriental contra la Occidental, que desembocó en la creación de un Imperio Latino que duraría hasta 1261, y que se cimentó sobre las posesiones que los cruzados occidentales tomaron de Bizancio.
En el intermedio de la Cuarta y la Quinta, se produjo la fantástica Cruzada de los Niños, nadie sabe hasta que cierto punto era real, pues en muchos combates medievales, participaban niños que estaban en edad de realizar guerras. Aquí se vio de todo, como visiones de santos por parte de los muchachos. Además, los Estados Pontificios consiguieron aniquilar por completo a la orden de los cátaros.
La Quinta (1217-1222) acabó con Egipto estableciendo pactos de paz con los reinos europeos. Y la Sexta, que comenzó en 1228, que tuvo a Friedrich Rothbart, como uno de sus héroes, acabó otra vez con victoria mora, pero eso sí, Jerusalén volvió a manos cristianas por primera vez en mucho tiempo. 
Las siguientes cruzadas, ya fueron casi intentos personalistas de reyes como el de Luis IX con la Octava, que acabó sin la conversión del emir de Túnez al cristianismo como el deseaba, pero que le sirvió para ser canonizado como santo. Entre medias, la Séptima, en la que los sarracenos volvieron a ganar.
En la Novena Cruzada, se produjo un desastre estrepitoso, pues ya se cejó en el empeño de dominar Oriente, además de que los principales enemigos que tendrían entonces los mamelucos y sarracenos ya no seríamos los europeos, sino los mongoles.
Mi reflexión final sobre ambas, es que hay mucho de verdad y mucho de mentira.
La Reconquista no fue una guerra, fue un período histórico y "a la española", que sin embargo fue bastante más productivo para Europa que las Cruzadas y fue la que hizo que muchos árabes ni se atrevieran a volver a Europa Occidental durante mucho tiempo. Además durante este período de tiempo se posibilitó el crecimiento de una identidad nacional y de que España, curiosamente un país al que se le achaca ser uno de los más retrasados de Europa, fuera la primera nación europea en forjar su fin último. De hecho, que hoy estén Portugal y Andorra, habla de que la reunificación no ha acabado, y no digamos ya de que la Pérfida Albión esté establecida en Gibraltar y todo por un papelito llamado Tratado de Utrecht firmado hace 300 años.
La Reconquista enseñó también al mundo de lo que eramos capaces los españoles, no ya sus dirigentes, sino nosotros como pueblo. De hecho, muchos invasores debido a su mezcla con la aristocracia, empezaron a tener rasgos y pensamientos germánicos y europeos. Las Cruzadas en cambio, si se quiere rescatar algo heroico de ellas, únicamente el Deus Vult y las intenciones de demostrarle a los moros que a Occidente no se le tocaba un pelo y que habría que ir hasta Oriente a demostrarles quién mandaba. Porque muchas cosas ni se cumplieron, hubo bastantes traiciones y al fin y al cabo, poco les importó que el Califato fatimí, que por mucho que permitieran otro tipo de expresiones religiosas, que atentaba con la integridad occidental estuviera un siglo antes de las cruzadas. Incluso a Aragón se la tuvieron jurada, ya que el Papado y Francia se aliaron contra este reino, ya que veían con recelo su expansión mediterránea. Siendo este un ejercicio de egoísmo económico, incluso por la Santa Sede, que ya entonces estaba empezando a mostrar esbozos de ser la famosa ramera de Babilonia.
Finalizada aquí mi primera entrada divulgativa y con mis reflexiones, intentaré que mucha gente aprenda y se empape de cultura, y puedan sentirse identificados con esta bitácora. 
¡Buena suerte y feliz verano! Y recordad que la cultura no solo enriquece al ser humano, sino a la colectividad nacional.

En homenaje de mi querida abuela Luz

Tal día como hoy, hace 91 años, nació mi querida abuela, Dª María Luz García Arenas, fallecida hace ocho meses, el día 1 de abril de 2022. H...