domingo, 2 de julio de 2017

Loreto Gallego, el último de Filipinas



Espero que haya un ritmo regular con las entradas, pero si no es así, luego se explicarán las razones. 
Ahora me gustaría hablar de alguien que ha sido muy importante para la historia de Requena y de España, pero más que nada por participar en una gesta colectiva como fue la de resistir en Baler al empuje de los rebeldes durante casi un año (del 30 de junio de 1898 al 2 de junio e 1899).
Yo hablo muy bien de él, porque es una persona que le da lustre a Requena, que es un pueblo con una tranquilidad muy bien merecida, porque no ha tenido ningún suceso horrendo que la perturbe (Puerto Hurraco o Alcásser). Sin embargo, Loreto no fue un héroe propiamente dicho, no tuvo ninguna acción destacada, únicamente el izar la bandera cuando empezó el sitio y después, al terminar, arriarla, cargando este momento de un gran simbolismo, ya que era la última bandera del Imperio Español.
Pero no exagero nada, si digo que Gallego, es un hombre normal, de los que te encuentras por la calle. Que tendrías la misma impresión de él, si vivieras en 1890, en 1930 o en 2017, porque era alguien normal y corriente, de los que en su vida tienen estabilidad, y que además hizo el servicio militar y se fue de expedición, ¿qué mas se puede pedir?
Con Loreto Gallego, no solo realzamos un requenismo de bandera, sino la victoria del hombre normal, el verdadero Superman. Un tío que se fue a la otra punta del mundo, llamado por la corona de España y que aguantó ahí, fuerte y tieso, para evitar que la capilla de Baler fuera tomada por los rebeldes filipinos. Y ojo, fue a Filipinas, cuando anteriormente estaba en Cuba, vamos, una persona solícita completamente.
Cuando aquí, el viernes 3 de febrero de 2017, se hizo una conferencia, yo acudí. Todo el mundo se asombró de mi verbo y de como vanagloriaba a Loreto Gallego, incluso su bisnieta me saludó, y además me llevé una joyita de libro, publicada por Miguel Ángel López y Miguel Leiva, llamada "Los Últimos de Filipinas", que los escritores me dedicaron a mi abuela y a mí. En cuánto tenga tiempo, la leeré entera, pero por lo que estoy leyendo es interesante. Y además hubo otros 49 Loretos (pues después de la paz de Biak-na-Bato se redujo el número de guerrilleros de 400 a 50). De esos 49 Loretos, hubo unos cuántos que intentaron escurrir el bulto, otros fallecieron por el beri-beri... 
No obstante, Loreto, teniendo de caballo a su normalidad, no solo lidió con todo eso, sino que además informó a su superior Saturnino Martín Cerezo, de los que quisieron abandonar.
No fue un chivato, tan solo cumplía con su objetivo y su destino final, y posiblemente él, tuviera más sentimiento de hermandad que los que con la boquilla proclamaban a los cuatro vientos un inexistente patriotismo. 
Quizás sea por la exigua cantidad de resistentes y que era muy difícil encontrar a alguien allí, o por la normalidad, o por lo que sea, pero para mí, Loreto es un héroe.
Y si no fuera suficiente con eso, digamos que podría ser considerado casi como requenense-venturreño (igual que yo, pues mi padre es de Calderón y mi madre de la Venta). El nació el 10 de diciembre de 1877, en Los Cojos, una aldea que aunque pertenezca al término municipal de Requena, está a caballo entre este último término y la Venta. Esto quizás a alguno le descoloque, porque suena a auténtica majadería, pero hace años, una parte de Los Cojos (y una parte considerable, ojo), pertenecía a la Venta. No sabremos jamás si Gallego nació en esa parte, de hecho, aunque su nombre coincida con el de la virgen patrona de la Venta (sabrán ustedes que hay hombres que se llamaban Carmen, Montserrat o Guadalupe), lo es porque nació el 10 de diciembre, fecha en la que se conmemora su festividad.
Nada más volver a Los Cojos, se casó con su prometida Clementa Rodríguez Robledo, natural de la vecina aldea de Los Isidros (y que durante un breve paréntesis de tiempo, llegó a pertenecer a la Venta). 
El 11 de julio de 1905, recibió la plaza de conserje del Ayuntamiento de Requena. Quizás, él no se mereciera una distinción muy grande, pero habla bastante de su modestia, que fuera lo único que quisiera.
Además, su sueño era el de abrir una estanquería en Requena, sueño que finalmente cumplió. De hecho, cuando en la exposición hablaron de su vida después de volver de Filipinas, salió una foto de él en sus últimos años y mi abuela me dijo sorprendida: "Vaya, si a mí, ese señor me sonaba". 
Falleció el 30 de junio de 1941 en Requena, viviendo tranquilamente y ya jubilado de su puesto de conserje en el Ayuntamiento de Requena.
A día de hoy, Gallego tiene una calle dedicada en Requena, por la zona del Batanejo, la cuál se encuentra a las afueras de Requena, por donde empieza la carretera hacia Valencia. En Los Isidros, también tengo constancia que tiene una calle dedicada. No tiene un monumento, ni una plaza dedicada como el excelente agrónomo Rafael Janini; y muchos que reivindican la figura de Loreto Gallego como un héroe de Requena, luego son los mismos que alaban al bufón de Pablo Motos y no mueven un dedo, o sinceramente lo que piden cae en saco roto.
Mientras el héroe de Cascorro, el expósito Eloy Gonzalo, tiene una estatua en Madrid; Loreto Gallego, el superhombre normal, no tiene siquiera estatua en Requena, y bien podría hacerse una colecta para que fuera construida, y que su imagen e impronta no queden en el olvido.
Esta entrada va dedicada a su bisnieta María Ángeles, quién acudió a la conferencia, algo que jamás podré olvidar de ella, es que me aplaudió.

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