jueves, 13 de junio de 2019

Exégesis del "lusitano" San Antonio de Padua/Lisboa

En mi opinión, el más grande santo de toda la cristiandad, pero históricamente, veremos como se juzga. 
San Antonio de Padua, nace en Lisboa en 1195 y es bautizado con el nombre de Fernando Martim de Bulhoes e Taveira Azevedo (o comúnmente conocido como Fernando Martín). No tenemos apenas constancia de quiénes pudieron ser sus padres, pero visto lo visto, serían de clase pudiente, pues quisieron que Fernando comenzase una carrera jurídica. Una incógnita son, también, tanto su fecha de nacimiento como el lugar de Lisboa donde nació, aunque parece ser que nació cerca de la Catedral, donde recibió el sacramento del bautizo. Desde 1201 hasta 1210, Fernando estuvo ingresado en la Escuela Catedralicia, aunque contraviniendo los deseos de su padre de que ejerciese una carrera jurídica, ingresó en la Orden de los Canónigos Regulares de San Agustín, en el Monasterio de San Vicente de Fora, en Lisboa. Dos años más tarde de su ingreso, Fernando se trasladó al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, donde se dedicó enteramente a la plegaria y al estudio. Pudo haber pasado como un monje más, aunque todo cambió de manera determinante en 1220, cuando el Rey Don Pedro de Portugal, retornó victorioso de Marruecos, trajo consigo las reliquias de los santos fraile-franciscanos en aquellas famosas expediciones en donde participó San Francisco de Asís, que a punto estuvo de ser ejecutado en la hoguera. Fernando, al ver estas reliquias y como habían sido conseguidas, tras el sufrimiento de los testimonios de Cristo que daban los monjes, decidió entregar por entero su vida a Dios, ingresando con posterioridad en los Frailes Menores, en el conocido como eremitorio de San Antón de Olivares, con el nombre de Fray Antonio. Hace la profesión religiosa y en diciembre de este mismo año se traslada a Marruecos. Un año más tarde, sufrió una grave enfermedad por la que tuvo que regresar a Europa, aunque las inclemencias del temporal provocaron que la nave en la que viajaba, fuese arrastrada, y esta paró en Sicilia. Ese mismo año, durante las fiestas de Pentecostés que caían entre mayo y junio, asistió al capítulo general de su Orden, en Asís, coincidiendo con San Francisco de Asís, y posteriormente retirándose al eremitorio de Monte Paolo, situado en la región de Emilia-Romaña.
En octubre de 1222, San Antonio de Padua comienza su misión de predicador itinerante por Romaña. Hemos de destacar esa dedicación por la predicación moral y penitencial, sumada con esa acción pacificadora, su enseñanza de la Sagrada Escritura a sus hermanos frailes y su enfrentamiento con los herejes, por los que recibió la denominación de "Martillo de los Herejes" coincidiendo en el tiempo con el famoso Movimiento Albigense. 
Un año más tarde, San Antonio de Padua continúa con la predicación y ese mismo año es nombrado Maestro en Teología por San Francisco, enseñando esta materia por recomendación de su mentor a sus frailes en Bolonia.
Desde otoño de 1224 a finales de 1227, vemos como se acrecienta la fama de "Martillo de Herejes" en San Antonio de Padua, que se dedicó al apostolado en el sur de Francia. Como maestro de Teología en París, fue enviado por el Papa Honorio III para enseñar la doctrina católica, encontrándose en esa particular "evangelización"  a los cistercienses, hijos de Santo Domingo y los de San Francisco. En este periplo en Francia, fue nombrado "custodio" de los frailes en la región de Limoges.
Ya en 1227, acabada su travesía evangelizadora en Francia, regresa a Italia, acudiendo a finales de mayo en Asís al capítulo general, siéndole encomendado la misión de ser ministro provincial a la Emilia-Romaña. En 1228, San Antonio de Padua predicó en presencia del Papa Gregorio IX, en San Juan de Letrán, y éste le pidió que escribiese los "Sermones dominicales", sobre los que profundizaremos a continuación.
En 1230, San Antonio de Padua asiste en Roma al capítulo general, siendo enviado por el Papa Gregorio IX, para arbitrar en la interpretación de la regla de los franciscanos. Ese mismo año, escribe los famosos "Sermones de las solemnidades".
Ya, en 1231, su vida se apaga, aunque en ese último año de su vida, nos encontramos que predica durante toda la Cuaresma en Padua y un mes más tarde en mayo, se traslada al eremitorio de Camposampiero. Finalmente, fallece el día 13 de junio, en el convento de La Arcella.
Los sermones de San Antonio de Padua destacan siempre por su afán de dedicación y consagración a Dios, una exaltación bucólica de la naturaleza tomada de su mentor San Francisco de Asís y un especial apelativo a la juventud que iba a ser evangelizada.
Y los milagros destacan una vez más esa superación que presentó siempre ante todas las adversidades. Destaca el hecho de que hiciese hablar a un recién nacido que había sido repudiado por su padre al considerarlo fruto de una infidelidad para que confirmase que su padre biológico era él mismo o el origen del Pan de los Pobres, con el famoso milagro de Tomasito, dando paso a la oración más conocida a San Antonio - más que la de los traicioneros y farfulleros noviazgos - y es que, si su hijo volvía a la vida, dará a los pobres tanto pan cuanto pese el bebé, aplicándose también a los padres que quieren un hijo sano. Destacar que cuando mi bisabuela Dª Esperanza Hernández García, estaba embarazada de mi abuelo D. Ramón Ramos Hernández - quién sería su último hijo antes de que esta falleciese pocos meses después -, ella ya tenía la afección cardíaca que desgraciadamente la llevaría a la tumba, ella prometió a San Antonio de Padua ofrecerle tanto pan como pesase mi abuelo a los pobres. Finalmente, mi abuelo consiguió nacer sano, se hicieron unos cuantos donativos de pan y, desgraciadamente, mi bisabuela falleció. Creo que a esta oración le debo la vida.
Y entre la regeneración del pie cortado a un hijo que había pegado a su madre o la conversión de Ezzelino, donde este dirigente en lugar de mandar que atizasen con violencia a San Antonio de Padua por haberse rebelado contra él, pidió que lo tratasen con la máxima clemencia y benevolencia posibles, viendo aquí un símil con el Pilatos que nunca quiso ejecutar a Cristo, nos encontramos con su milagro más famoso, la predicación a los peces, heredera de la famosa predicación a los pajaritos en la ciudad de Rímini, controlada por los herejes que le cerraron las murallas de la ciudad. San Antonio decidió predicarles a los peces (a los "ichtus", solo los entendidos en Teología sabrán), que hicieron más caso de las prédicas que los ciudadanos que fueron exhortados por el dirigente herético de Rímini a hacer caso omiso del santo. La Iglesia de San Antonio de Padua, en la aldea homónima - esperemos que más pronto que tarde, capital municipal - , presenta en su fachada esta escena.
Se me ha hecho tarde, casi son ya las vísperas del día 14 de junio, pero yo como sanjuanero-calderonero, querría pedirles a mis paisanos sanantoneros entre los que tengo primos, amigos y conocidos unas felices fiestas de San Antonio. Y que con este santo nada es imposible.
Fuentes para la realización del proyecto:
Cortesía de El Pan de los Pobres, página consagrada y dedicada a difundir la vida, obra y milagros de San Antonio de Padua.
¡Viva España! ¡Viva San Antonio de Padua!
Javier Ramos Beltrán
Valencia, 13 de junio de 2019

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